14 de marzo de 2019

Memoria sobre las vidas sucesivas

Memoria sobre las vidas sucesivas

por Gabriel Delanne.

Una gran tarea realizó magistralmente Allan Kardec, y su nombre, venerado ya en varios puntos del globo, lo será mucho más en el día de mañana, cuando se habrá comprendido todo el alcance filosófico de su enseñanza. Para probar el alcance de su previsión, sólo citaré lo que dijo a propósito de la marcha evolutiva del Espiritismo, y eso os demostrará que se hallaba muy lejos de formular un credo infalible, reconociendo como el primero que en su época se sentaron únicamente las premisas de una ciencia infinitamente vasta, ya que tiene por objeto hacemos conocer nuestros orígenes y nuestros fines.

He aquí de qué manera se expresó al tratar del porvenir del Espiritismo:

«El Espiritismo no sienta como principio absoluto más que aquello que está demostrado con evidencia, o que resulta lógicamente de la observación. Tocando a todas las ramas de la economía social, a las que presta el apoyo de sus propios descubrimientos, Se asimilará todas las doctrinas progresivas de cualquier orden que sean, tan pronto como salidas del dominio de la utopía, hayan llegado al estado de verdades prácticas, puesto que no haciéndolo así, se suicidaría. Dejando de ser lo que es, mentiría su origen y su fin providencial. Marchando el Espiritismo con el progreso, jamás se desbordará, porque si nuevos descubrimientos le enseñan, que se halla en un error respecto a un punto, se modificará en este punto; y si un nuevo descubrimiento aparece, lo aceptará.»

Refiriéndome, pues, a este método y a estos sabios consejos, voy a estudiar una teoría que puede apoyarse sólidamente sobre hechos bien establecidos por la experimentación, y que encuentra en la hipótesis de la evolución un apoyo firme. Me refiero a las vidas sucesivas.

No ignoro que semejante cuestión ha sido muy controvertida y que por ella se han dividido los, espiritistas en dos campos; aunque mirando con atención las cosas, las divergencias de escuela no son fundamentales.

Los espiritistas latinos admiten que el espíritu puede vivir en el espacio, o reencarnarse en otros mundos tan pronto como ha depurado suficientemente su naturaleza para merecer este progreso; mas los espiritistas anglosajones creen en una progresión inmediata, no admitiendo el regreso a la Tierra.

Como el Espiritismo no tiene culto, ni dogma, ni ortodoxia, permite siempre la libre discusión; que constituye su fuerza soberana, y siendo la reencarnación creencia adoptada por algunos millones de adeptos, ha parecido urgente a los espiritistas que represento, llamar la atención del Congreso acerca de este punto tan importante.


Conceptos Extractados de "Las Vidas Sucesivas", por Gabriel Delanne.