Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 49 »
–Antonio Olimpio –dijo el director de la casa– vivía únicamente para sí mismo, entregado a una total egolatría. No había tenido en cuenta otra cosa que su propia conveniencia. En el mundo había conservado el dinero y el tiempo, sin beneficios para alguien que no fuera él mismo. Se aislaba en el disfrute de placeres perniciosos y, por ello, no había traído al campo espiritual la gratitud ajena que se pudiese manifestar en su favor, ya que, en materia de apoyo afectivo, solamente disponía de la simpatía que nacía en el pequeño reducto del mundo familiar. Se trataba, pues, de un compañero realmente complejo, con extremadas dificultades para que pudiera ser auxiliado en el retorno a la experiencia física.El magnánimo mensajero, no obstante, estuvo de acuerdo en que la esposa y el hijo, le eran deudores de un insuperable cariño. Esos dos corazones, surgían allí, según la Ley, como valores benéficos para el delincuente, porque todo el bien realizado, con quienquiera que fuera y dondequiera que sea, constituye un recurso vivo que actúa en favor de quien lo practica.
Resumiendo las conclusiones, notificó a la pequeña asamblea, que solicitaría comparecer a la hermana Alzira, para que se manifestase en relación a las disposiciones, absteniéndose de cualquier apoyo inmediato al hermano Luis, el hijo favorecido por la fortuna mal habida, por el hecho de encontrarse todavía encarnado, apelación que solamente se justificaría en condiciones excepcionales.
El Ministro se confió a la oración silenciosa y, respondiendo a su petición, observamos que la tenue materia yuxtapuesta al espejo, se movía levemente, dando paso, ahora, a la figura de una linda mujer.
La hermana Alzira se hacía visible a nosotros.
Parecía estar al tanto de cuanto estaba aconteciendo, ya que no demostraba sorpresa alguna.
Nos saludó con graciosa gentileza y, a las primeras interpelaciones de Sanzio, respondió con humildad:
–Venerable bienhechor, comprendo la difícil posición en que se encuentra mi antiguo compañero, por los compromisos que asumió, y el esfuerzo de buena voluntad que desarrolla para ayudar a su servicio restaurador. Además, vengo suspirando por esa posibilidad, que significa para mí una valiosa bendición. Antonio Olimpio, habrá sido un verdugo para sus propios hermanos, aniquilando sus cuerpos para usurpar sus bienes, sin embargo, para mi hijo y para mí, fue siempre un amigo y protector, abnegado y queridísimo. Ayudarle a levantarse, no es para mi alma un deber, sino también una gran felicidad.
El Ministro la miró satisfecho, como si no hubiera esperado de ella otra respuesta, y comentó:
Libro Psicografiado, "Acción y Reacción", por Chico Xavier\André Luiz
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