Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 69 »
Por algún tiempo, ambos utilizaron un gran repertorio de lamentos, haciendo resaltar los colores del siniestro panel mental en que se ensimismaban. Y, tal vez cansados de redundar en la misma idea sin respuesta alguna por nuestra parte, hicieron una demorada pausa, que Clarindo rompió dirigiéndose al asistente en tono amargo:–¿No creen ustedes que tenemos razón?
–Sí –aprobó Silas enigmático– pero todos tenemos razón, no obstante.
–¿No obstante? –atajó Leonel con cinismo– Quizás ¿quiere interferir en nuestros propósitos?
–Nada de eso –contestó mi amigo con expresión jovial– simplemente deseo recordar que tuve que luchar excesivamente por el dinero, creyendo que tenía toda la razón...
Seguro de que su observación interesaba a los interlocutores, el jefe de nuestra expedición se valió de la natural expectativa y preguntó:
–Amigos, vemos que esta casa permanece poblada de hermanos nuestros enloquecidos... ¿Todos ellos son acreedores de esta infortunada familia?
La mirada inteligente que el compañero me dirigió, me hizo percibir que la pregunta afectuosa tenía por objeto despertar la confianza de los dos vengadores.
Leonel, que me parecía el cerebro de la delictiva empresa, respondió con rapidez:
–Es que, hasta ahora –dijo impasible– necesitábamos dividir el tiempo entre el padre y el hijo, y, por tanto, localizamos aquí, temporalmente, los usureros enloquecidos que, fuera del cuerpo físico, siguen manteniendo, sus mentes en el oro y los bienes a los que se aficionaron en el mundo, para que nos favorezcan en nuestras tareas. La avaricia que responde a nuestro propósito, les obliga a vivir en lo posible, con la imaginación aferrada al dinero que ellos aman con alocada pasión.
–No obstante, actualmente –informó Clarindo con tristeza– el criminal que sitiábamos en las tinieblas, fue arrebatado a nuestra vigilancia. Por tanto, dispondremos de más tiempo para acelerar nuestra venganza. El hijo pagará doble precio, ya que el asesino fue ocultado a nuestros ojos...
Lejos de precipitarse en la defensa de la verdad y del bien, el Asistente dijo con calma:
–La aclaración nos hace creer que este hombre –y designó a Luis, que proseguía fascinado por los paquetes de dinero que abarrotaban el armario– además de su apego enfermizo a la riqueza humana, sufre la presión de otras mentes, alucinadas como él, por los engaños de la posesión material. Por eso, su deseo enfermizo, se eleva a niveles máximos...
Libro Psicografiado, "Acción y Reacción", por Chico Xavier\André Luiz
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