El Espíritu es mas imperfecto cuanto mas está aferrado a la materia
por Allan Kardec.Se cree generalmente que interrogando al Espíritu de un hombre que fue sabio en una especialidad sobre la tierra, se obtendrá más seguramente la verdad. Esto es lógico, y con todo, no es siempre cierto. La experiencia demuestra que los sabios, como los demás hombres, sobre todo aquellos que hace poco que abandonaron la tierra, están aún bajo el imperio de los prejuicios de la vida corporal, y que no se deshacen inmediatamente de su opinión sistemática.
Puede suceder, por lo tanto, que bajo el influjo de las ideas que acariciaron en vida y de las que hacen el título de su gloria, vean menos claro de lo que pensamos. Regla general: El Espíritu es tanto menos perfecto cuanto más aferrado esté a la materia. Todas las veces, pues, que se reconozca en él la persistencia de las falsas ideas que le preocuparen durante su vida, tanto si pertenecen al orden físico como si pertenecen al orden moral, se tendrá un signo infalible de que no está completamente desmaterializado.
La tenacidad de las ideas terrestres es tanto más grande cuanto más reciente es la muerte. En el instante en que ésta ocurre, el alma está siempre en un estado de turbación en el que apenas se reconoce: es un despertar incompleto. No sé dónde me hallo; todo es confuso para mí: tal es su contestación constante; algunos se lamentan de su prematura descomposición otros dicen crudamente que les dejen tranquilos, y, según su carácter, expresan este pensamiento con frases mas o menos corteses.
Muchos no creen haber muerto, principalmente los ajusticiados, los suicidas, y, en general, los que han perecido de muerte violenta. Ven su cuerpo, saben que ese cuerpo les pertenece, y no comprenden que se hayan separado de él; esto les asombra, necesitan de algún tiempo para darse cuenta de su nueva situación. La evocación hecha en tal instante no puede prometerse otra finalidad que una buena pieza de estudio psicológico; interesar buscar otras enseñanzas, no es el caso.
Ese estado de confusión, que puede compararse con el transitorio del sueño a la vigilia, persiste más o menos tiempo. Hemos visto Espíritus que estaban completamente desprendidos a los tres o cuatro días, y otros, que no lo estaban aun después de muchos meses. Puede seguirse con interés su marcha progresiva; puede asistirse, en cierto modo, al despertar de su alma. Las preguntas que se les hacen, si son hechas con mesura, prudencia, circunspección y benevolencia, les ayudan a salir de la turbación.
Sí sufren y aprecian que se comparte su dolor, se sienten aliviados. Cuando la muerte es natural, es decir, cuando ésta llega por la extinción gradual de las fuerzas vitales, el alma se desprende en parte antes de la cesación completa de la vida orgánica, y se reconoce más prontamente. Lo mismo ocurre con los hombres que, durante su vida, se han elevado mentalmente sobre las cosas materiales: desde tal momento pertenecen, en cierto modo y medida, al mundo de los Espíritus; y el transito de uno a otro se hace rápidamente y sin apenas turbación.
Conceptos Extractados de "Manual Práctico de las Manifestaciones Espíritas", por Allan Kardec.