Extracto del discurso en Sociedad Espírita Española del 19 de abril de 1872
Conclusión del Discurso en Sociedad Espírita Española en 1872
por José NavarreteYa ve mi amigo el Sr. Vidart, que negaba la importancia del espiritismo, que le consideraba solo como una urraca ladrona de principios esparcidos aquí y allá, y guardados en un verdadero cajón de sastre; que lo juzgaba un mosaico de máximas de distintos filósofos que ya fueron, compiladas por varios embaucadores, que se dicen inspirados por espíritus superiores, como trae un cuerpo de doctrina que parte de un solo principio axiomático y entraña la gran evolución redentora a que está abocada la humanidad: la revolución religiosa, política y social; el principio de otro momento histórico de la humanidad; la completa ruina del mundo viejo, con sus fanatismos religiosos, sus doctrinarismos políticos y sus explotaciones sociales. El espiritismo penetrará por las puertas de la humanidad terrena, mejor dicho, penetrará en los hombres, de tres modos: por la inteligencia, por el sentimiento y por el hecho palpable. Por la inteligencia penetrará, cuando mil y mil apóstoles de esta doctrina, que es tan clara como la geometría analítica, con más poderosa razón que la humilde mía: y con las joyas más ricas del lenguaje, comiencen a difundirla por la redondez de la tierra, no ya en sesiones experimentales sino en la cátedra, en el ateneo, en el teatro, en la plaza pública: por las puertas del hecho tangible, cuando las facultades medianímicas que poseen todos los hombres, se vayan desenvolviendo enérgicamente en algunos que se lo propongan, después que su entendimiento haya dominado las teorías de la ciencia espiritual.
Por la región del sentimiento, penetrará en todos los corazones, envuelto en el suavísimo perfume de la esperanza; porque frente a las negruras del catolicismo, frente a esa religión que proclama la venganza como dogma frente a esa religión que tiene, como destino a las que llama imágenes de su Dios, un lugar titulado inferno sobre cuyas puertas se lee "per me si vá nell eterno dolore"; frente a esa religión, cuyo Ser Supremo es la individualización de la injusticia, que crea seres malos para castigarlos y seres buenos para colmarlos de alegría; frente a esa religión, cuyos sacerdotes han sido los grandes explotadores de la humanidad y han quemado cuerpos vivos de hombres, en nombre y ante una escultura del mártir del amor que murió crucificado; porque frente a la religión, cuyos fariseos, rojos, morados y negros, han comenzado a representar el año pasado su sainete último en Roma, echando el telón antes de concluirlo, en medio de la silba mas estrepitosa del mundo civilizado; (Risas) porque frente a la doctrina del juicio final, con el apedreo previo de la tierra, con el sol, la luna y los demás astros: porque frente a la religión del anticristo, y del ángel que tocará a los muertos llamada con una trompeta: porque frente a la religión que purifica las almas con obleas comidas en ayunas: (Risas) porque frente a esa sarta de disparates que yo no discuto ni discutiré en serio, porque no tiene más razones que las de autoridad, rebozadas de insultos personales, y porque yo consideraría que perdería lastimosamente el tiempo en una controversia encaminada a demostrarle que valía dos ángulos rectos la suma de los tres de un triángulo, al que afirmase que valía cinco; porque frente a esa religión, pone el bálsamo bendito que cura todas las heridas del alma, diciéndole al hombre, después de explicarle al problema del mal: tus obras según conoces y del mal que haces no eres responsable; tienes que purificarte esto es, tienes que conocer la ciencia, para ajustar a ella tus obras, en el crisol del trabajo; pero no como castigo, sino como necesidad: tus sufrimientos son transitorios y llegarás a un período de armonía, en el que gozando todo lo que tu inteligencia alcance y alcanzando y gozando mas cada vez recorrerás, sin alcanzarla nunca, el camino que conduce a la infinita felicidad. Porque frente a esa religión, pone la doctrina consoladora que le dice a la madre que riega de lágrimas la cuna donde yace inerte la envoltura carnal del tesoro de sus mayores delicias, que aquel hijo adorado, cuyas mejillas eran para ella los claveles de más puro aroma y cuya boca, siempre sonriente, era el nido de sus más tiernos besos, no ha dejado de ser, sino que vive, y está a su lado y la oye, y es uno de sus ángeles buenos y es posible que lo vea en esta vida, con los ojos materiales, en igual forma que lo perdió y de seguro tornará a prodigarle sus caricias en otra existencia. (Aplausos).
Porque le dice al amante, cuyos ojos no cesan nunca de llorar la perdida de la mujer hechicera que constituía la mitad de su existencia, que cuando la ve, más hermosa que nunca y escucha las armonías de su voz y siente la arrobadera presión de sus labios durante el sueño, mira, escucha y toca a la misma mujer que adoraba, que piensa, siente y quiere entonces, como lo hacía cuando ese pensamiento, ese sentimiento y esa voluntad, en vez de habitar en una sustancia fluídica que puede adoptar formas humanas de extraordinaria claridad y belleza, estaban dentro de una figura carnal de ojos grandes, negros, de los que el amor entorna: de labios a los que Tirso de Molina hubiera llamado de seguro corales. que de perlas orientales guarda-joyas ricos son. de manos de jazmín y de formas embriagadoras. (Aplausos). Porque le dice al amigo que el compañero que endulzaba sus dolores con su discreto consejo, puede seguir dándoselo por intuición, por inspiración, por los hilos invisibles del alma. Y a la madre y al amante y al amigo, que entre ellos y las dulces prendas de sus corazones que han dejado de ser en la materia, puede haber comunicación mutua de pensamientos trazándolos en letras, más fácilmente aun que si los separara solo la distancia material de algunos kilómetros de estación a estación telegráfica. Esta esperanza, señores, tiene todo el atractivo del amor y pronto las madres, pronto las vírgenes prometidas, pronto las hijas que lloren las ausencias que causa la destrucción de la carne, acudirán en demanda de consuelo a los lápices de los médiums, abandonando las rejillas de los confesonarios. (Risas).
Esta, señores, será la creencia del siglo XX, está es, señores, la doctrina que levantará la moral en el mundo, ésta es, señores, la teoría que hará que los hombres y las mujeres busquen la verdad en la ciencia de la creación: esta es, señores, la filosofía que trucando los odios en amores, hará una sola familia de todas las criaturas que hoy pueblan el mundo. Dos palabras y concluyo: voy a hacer, señores, una declaración trascendentalísima, que me atrevo a asegurar que han de aceptarla y agradecerla, así la Sociedad Espiritista Española, como todos los espiritistas del mundo. Algunos dicen ahora porque conocen mal el espiritismo; o porque quieren calumniarlo, sin intentar conocerlo, que es la resurrección del Dios colérico que tronaba en el Sinaí, o de las antiguas pitonisas, o el establecimiento de una nueva infalibilidad: la infalibilidad de los médiums. Esto es falso: para el espiritismo no hay mas autoridad que la de la razón; el espiritismo no reconoce autoridad en ningún ser terrestre, ni fluídico, cualquiera que su altura sea, el que posee la altura infinita inclusive, para imponer a ninguna otra criatura, como hecho, una idea que ésta no tenga voluntad de ejecutar, después de concebirla con la claridad que se entiende que al lado del hexágono inscrito en la circunferencia, es igual al radio: el espiritismo, señores, antes lo he dicho, viene a matar el principio de la actividad personal, que es el reinado de la tiranía, y a establecer la autoridad del derecho inviolable que es la consagración a la libertad.
Extractos de "Revista La Revelación Año 1872", por Allan Kardec.
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