3 de noviembre de 2019

Dios Juega a los Dados:


Dios Juega a los Dados: 

Einstein vs Stephen Hawking vs los Vedas


"Dios no juega a los dados", dijo Einstein en respuesta al indeterminismo que postula la física cuántica. Esta es una de las frases más famosas del físico alemán, y no sin razón, ya que implica uno de los grandes enigmas que discute la física moderna y la filosofía a través de la historia. Esto es, el problema, de no fácil resolución, de si el universo y todos sus sucesos han sido ya determinados y obedecen a leyes matemáticas inmutables o si las cosas son indeterminadas, inciertas e incluso incognoscibles.

Con esta frase Einstein claramente se colocaba en el bando de Laplace, quien a finales del siglo XVIII había fijado la idea de un universo determinista -fresca la noción de la mecánica newtoniana: un universo predecible como un reloj, donde todo seguía patrones perfectos-. Laplace había sugerido que si conociéramos en un momento dado del tiempo las posiciones y velocidades de todas las partículas del universo, podríamos calcular su comportamiento en cualquier otro momento del tiempo. Se cuenta que Napoleón le preguntó a Laplace que cuál era el lugar de Dios en ese sistema, a lo que éste contestó: "No tengo necesidad de esa hipótesis". Stephen Hawking comenta que esto no significa que Laplace no creyera en Dios, sino que creía que simplemente no intervenía para modificar las leyes de la ciencia. Esta idea nos acerca justamente a la idea de Dios de Einstein. Como ocurre con todo gran intelectual, pero especialmente con Einstein, diferentes grupos ideológicos buscan apropiarse de su pensamiento y utilizarlo como un recurso de autoridad. Así hay quienes usan esta frase para decir que Einstein creía en Dios. No entraremos a fondo en este tema que ya hemos discutido aquí. Lo que debemos mencionar es que el Dios de Einstein en todo caso es como el no hipotetizado Dios de Laplace y, más aún, como el Dios de Spinoza, cuyo pensamiento puede resumirse en la frase Deus sive Natura: Dios es igual a la naturaleza. No hay, para Einstein, un Dios trascendente que juega con las leyes del universo o que interviene para afectar el curso de la evolución. No es el Dios de los milagros y los castigos. Es un Dios que es idéntico a las leyes y a la física del universo, y por lo tanto, quizás se pueda prescindir de la palabra "Dios" (pero entrar en esto nos desvía del tema).

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