30 de marzo de 2019

Para el Espiritismo

Para el Espiritismo

por Amalia Domingo Soler.

El principio inteligente es independiente de la materia; el alma individual preexiste y sobrevive al cuerpo. Todas las almas son creadas sencillas e ignorantes y están sometidas al progreso indefinido. No hay criaturas privilegiadas ni más favorecidas unas que otras; los ángeles son seres que han llegado a la perfección después de haber pasado como las otras criaturas, por todos los grados inferiores. Las almas o espíritus progresan más rápidamente en virtud de su libre albedrío mediante el trabajo y su buena voluntad. La vida espiritual es la normal; la vida corporal es una fase temporal de la vida del Espíritu, durante la cual reviste momentáneamente una envoltura material de la que se despoja al morir.

El Espíritu progresa en estado corporal y en estado espiritual. El corporal es necesario al Espíritu hasta que ha alcanzado cierto grado de perfección; en él se desarrolla por el trabajo al que le obligan sus propias necesidades y adquiere conocimientos prácticos especiales. Siéndole insuficiente una sola existencia corporal para adquirir todas las perfecciones, vuelve a tomar un cuerpo tan a menudo como le es necesario y vuelve cada vez con el progreso alcanzado en las existencias anteriores y en la vida espiritual.

Cuando ha adquirido en un mundo todo lo que en él puede, la caridad pasa a ser guía de otros seres necesitados, o bien ir a otros más adelantados moral e intelectualmente menos materiales y así sucesivamente hasta la perfección de que es susceptible la criatura.

El estado feliz o desgraciado de los espíritus es inherente a su estado moral, el castigo es consecuencia de su perseverancia en el mal, en él se castigan por sí mismos; pero nunca les es cerrada la puerta del arrepentimiento, y pueden queriéndolo, entrar nuevamente en el camino del bien y llegar con el tiempo a todos los progresos. Los niños que mueren en edad temprana pueden estar más o menos adelantados porque han vivido ya anteriores existencias en las que han podido hacer el bien o cometer malas acciones. La muerte no les libra de las pruebas que han de sufrir, y en tiempo oportuno dan comienzo a una nueva existencia en la Tierra o en mundos superiores, según su grado de elevación.

El alma de los cretinos e idiotas es de la misma naturaleza que las de los otros encarnados; a menudo es superior su inteligencia, y la insuficiencia de medios en que se haya para entrar en relación con sus compañeros de existencias les hace sufrir como a los mudos el no poder hablar. Los cretinos abusaron de su inteligencia en anteriores existencias y para expiar el mal que cometieron han aceptado voluntariamente el verse reducidos a la impotencia. Creemos en un solo Dios, inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas, infinito, incomprensible en su esencia, inmutable, inmaterial, Omnipotente, soberanamente justo, bueno y misericordioso. Creemos que Dios ha impuesto a la Creación una ley inalterable: El Bien. Creemos que se debe adorar a Dios amando y practicando el bien, y para ello no hay necesidad de templos ni de sacerdotes, siendo su mejor altar el corazón del ser virtuoso, y su mejor culto una moralidad intachable.

Conceptos Extractados de "La Luz del Porvenir", por Amalia Domingo Soler.