Terapia de vidas pasadas
Según la postura de Kardec, “olvidar es regla”, y que recuerdos concretos y pormenorizados de hechos de vidas pasadas serían excepciones.
De un tiempo a esta parte, se vienen divulgado mucho, en el medio espiritista y fuera de él, las llamadas “terapias de vidas pasadas”. Se sostiene que, en determinadas circunstancias, rememorar hechos de vivencias pasadas (y olvidadas) de otras y de esta misma vida, puede ser el camino para su tratamiento. Revivir el hecho, con un correcto acompañamiento de algún profesional capaz de demostrar al paciente que aquel episodio puede ser superado, a través del dinamismo de las leyes de la vida, deberá revertir en beneficio en los tratamientos de fobias, antipatías personales, odios, rechazos, etc. Y he ahí que, naturalmente, surge la pregunta:
¿Puede esa terapia realizarse en el Centro Espiritista?
El Espiritismo, dice Kardec, “es una ciencia de observación”. Tiene una visión propia acerca del fenómeno humano: su origen, su evolución y el destino de la vida humana. De cierta forma, todas las áreas del conocimiento, de la física a la medicina, de la astronomía al derecho, de las ciencias matemáticas a las humanas, todo puede ser visto bajo un ángulo más abierto, más amplio y más ordenado, a partir de las ideas centrales del Espiritismo: la inmortalidad del espíritu (como consciencia individual), su evolución (a través de las diversas encarnaciones) y su realización ética (a través de la observancia de las leyes morales).
El Espiritismo nos da, pues, una visión teórica de hombre, de mundo y de universo. El espiritista asume la convicción de que esa forma de ver el mundo tiene que favorecer todas las áreas humanas. La Medicina, por ejemplo, a partir de esa visión, tendrá ciertamente un campo más amplio para prevenir y tratar dolencias. El Derecho ha de ser mejor interpretado y dirimido si es contemplado como un ordenamiento natural, no meramente positivo, sino con fundamentos éticos permane ntes y universales. Y, naturalmente, la Psicología, como verdadera “ciencia del alma”, escudriñando mejor los orígenes de los disturbios psicológicos, será más apta para tratarlos. No por eso, el centro espiritista (lugar donde se estudia Espiritismo) se transformará en consultorio médico, centro donde se dirimen controversias jurídicas ni, tampoco, en consultorio psicológico. En la medida en que se convirtiera en eso, se estará desviando de su finalidad principal. La medicina es para los médicos. El Derecho es para los juristas. La Psicología es para los psicólogos. Claro que éstas y cualesquiera otras actividades, según la forma de ver de los espiritistas, saldrán cualificadas y enriquecidas si a sus presupuestos teóricos y prácticos se aplica la visión del conocimiento espiritista.
En el caso específico de las llamadas “Terapias de Vidas Pasadas” al terapeuta no le bastará tener el conocimiento teórico espiritista. Será importante que esté dotado de suficiente equilibrio y sentido común para no transformar, en la práctica terapéutica, ese conocimiento en factores de agravamiento de los males eventualmente radicados en episodios de la vida pasada.
Extractado del Boletín Flama Espírita.