El Espiritismo en 1860
por Allan Kardec.La Revista Espírita comienza su tercer año, y nos llena de dicha el poder anunciar que lo hace bajo los mejores auspicios. Aprovechamos con prontitud la ocasión para testimoniar a nuestros lectores toda nuestra gratitud por las muestras de cariño que recibimos diariamente. Esto sería suficiente para darnos ánimo, si no hallásemos, en la naturaleza misma y la meta de nuestros trabajos, una abundante compensación moral a las fatigas que son sus consecuencias. La multiplicidad de esos trabajos, a los cuales nos hemos consagrado en cuerpo y alma, es tal que nos es materialmente imposible el responder a todas las cartas de felicitación que nos llegan. Por lo que nos vemos obligado a transmitir a sus autores un agradecimiento colectivo, que les rogamos acepten de buen grado. Esas cartas, y las numerosas personas que nos hacen el honor de venir a debatir con nosotros sobre cuestiones tan graves, nos convencen cada vez más del progreso del verdadero Espiritismo, y entendemos por ahí el Espiritismo que engloba todas sus consecuencias morales. Sin hacernos ilusiones sobre el alcance de nuestros trabajos, el pensamiento de haber contribuido a ello arrojando algunos granos en la balanza, nos es de una dulce satisfacción, porqué esos pocos granos siempre habrán servido para hacer reflexionar.
La prosperidad creciente de nuestra selección es indicativa del favor con el cual es acogida; solo nos queda proseguir con nuestra obra en la misma línea, ya que recibe la consagración del tiempo, sin apartarnos de la moderación, de la prudencia y de lo conveniente que siempre nos han guiado.
Dejando a nuestros contradictores el triste privilegio de las injurias y personalismos, no los seguiremos tampoco sobre el terreno de una controversia sin fin; decimos sin fin, porqué no les aportaría ninguna convicción, y es perder el tiempo el discutir con personas que no saben ni una palabra de lo que hablamos. Solo les diremos una cosa: Estudiar primero y luego veremos; tenemos otra cosa que hacer que hablar con los que no quieren entender. ¿Por otro lado qué importa, en definitiva, la opinión contraria de fulano o mengano? ¿Esa opinión es de tan gran importancia que pueda entorpecer la marcha natural de las cosas? Los más grandes descubrimientos han encontrado adversarios más rudos, lo que no les ha hecho perecer. Dejamos pues la incredulidad zumbar alrededor nuestro, y nada nos desviará de la vía que nos ha sido trazada por la gravedad misma del sujeto que nos ocupa.
Extracto de la Revista Espírita 1860, por Allan Kardec.
MI COMENTARIO
Se nota el entusiasmo que había despertado entre los espíritas novatos de ese año, a poco de la publicación de la primera edición del Libro de los Espíritus.
Se hace hincapié en los adversarios que injuriaban y se burlaban de las nuevas revelaciones. Como apuntaban en ese año, no se debe tratar de convencer a nadie porque es perder el tiempo con quien no está preparado para recibir esta información trascendental.