Clarividencia y Clariaudiencia, Pensamiento y Mediumnidad
Vigilemos el Pensamiento Purificándolo
Quien se demora indefinidamente en la medición del lodazal es propenso a ahogarse en el lodo.
Vigilemos el pensamiento purificándolo con la práctica incesante del bien.Por el pensamiento nos esclavizamos a los cepos del suplicio infernal, sentenciándonos, a veces, a siglos de peregrinación por los caminos del dolor y de la muerte.
La mediumnidad torturada es la unión de almas comprometidas en aflictivas pruebas para saldar antiguas deudas. Para abreviar el tormento que flagela de mil modos la conciencia encarnadas y desencarnadas, en los distintos grados expiatorios, es imprescindible proponerse la renovación mental, pues este es el único medio de recuperar la armonía.
Nadie es realmente espirita ni está a la altura de este nombre solo por haber conseguido la cura de una dolencia rebelde con la ayuda de las Entidades amigas, y se convenza con ello, admitiendo la intervención del Mundo Espiritual en su existencia. Como tampoco nadie es médium, en el elevado concepto del término, solamente porque sea instrumento de comunicación entre las humanidades visible e invisible.
El pensamiento es tan significativo en la mediumnidad, como importante es el lecho para el rió. Haced corred las aguas puras sobre un lecho de fango y tendréis una corriente oscura, adulterada.
Es cierto que divinos mensajes descienden del Cielo a la Tierra. Sin embargo, para que ello suceda es imperioso que existan canales adecuados.
El médium no debe detenerse en la simple reopción de comunicaciones. Le será indispensable la consagración de sus fuerzas a las más elevadas formas de vida, buscando la educación de si mismo y servir desinteresadamente al prójimo el material el material con el que construya su propio camino.
El conocimiento amplia el valor mental; y la siembra constante de bondad trae consigo la cosecha de simpatía, sin la cual el granero de la existencia se reduce a una caravana de desesperación y desaliento. No basta ver, oír o incorporar a los Espíritus desencarnados para que alguien adquiera el carácter de respetabilidad.
Tomado del Blog "Rincón Espírita"