Ideas Antiguas sobre que era el Cielo y sus Características
por Allan Kardec.La palabra cielo se aplica, en general, al espacio indefinido que circunda la Tierra, y más particularmente a la parte que está sobre nuestro horizonte. Su etimología es del latín coelum, formado del griego coilos, hueco, cóncavo, ya que el cielo aparece a nuestra vista como una inmensa concavidad. Los antiguos creían que había varios cielos sobrepuestos, compuestos de materias sólidas y transparentes formando esferas concéntricas, cuyo centro era la Tierra. Esas esferas, girando alrededor de la Tierra, arrastraban consigo los astros que encontraban a su paso.
Esa idea, que procedía de la insuficiencia de los conocimientos astronómicos, fue la de todas las teogonías que clasificaron los cielos, así escalonados, en varios grados de beatitud, y el último era la mansión de la suprema felicidad. Según la opinión más general había siete, de ahí la expresión estar en el séptimo cielo para expresar la dicha perfecta. Los musulmanes admiten nueve, en cada uno de los cuales se aumenta la felicidad de los creyentes. El astrónomo Ptolomeo contaba once, de los cuales el último era llamado Empíreo por la luz brillante que allí hay. Este es todavía el nombre poético dado a la mansión de la gloria eterna. La teología cristiana reconoce tres cielos: el primero es el de la región del aire y de las nubes; el segundo es el espacio en el que se mueven los astros; el tercero, más allá de la región de los astros, es la mansión del Todopoderoso y de los elegidos, que contemplan a Dios cara a cara. Según esta creencia, se dice que san Pablo fue arrebatado al tercer cielo.
Las diferentes doctrinas, respecto a la mansión de los bienaventurados, descansan todas sobre el doble error de creer que la Tierra es el centro del Universo, y que la región de los astros está limitada. Más allá de ese límite imaginario es donde todos han colocado aquella mansión feliz y la residencia del Todopoderoso. ¡Singular anomalía que coloca al Autor de todas las cosas, al que las gobierna todas, en los confines de la Creación, y no en el centro desde donde la irradiación de su pensamiento podría extenderse a todo!
Conceptos Extractados de "El Cielo y el Infierno", por Allan Kardec.
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