Misión Imposible
Por Maria Cristina Zaina¿¿¿Debemos mantener una vida en la que la muerte ya se hace presente???
No se discute que la salud humana obtuvo evidentes beneficios con el avance tecnológico, pero esta tecnología utilizada sin criterios puede ejercer un efecto adverso, añadiendo sufrimientos a los momentos finales de una determinada existencia humana. Pasando de beneficio a ser un tormento o un aumento del sufrimiento.
El morir se transformó en un proceso más problemático; difícil de precisar el momento cierto, difícil de lidiar y causa de conflictos éticos significativos. Al dolor de la pérdida del ser querido, se sumó la angustia de verlo sufriendo un lecho del hospital y la responsabilidad de decidir cuándo suspender el tratamiento.
Este conflicto en torno de la muerte y de la tentativa insana de la prolongación de la vida física es la discusión ética del momento, generando el término “DISTANASIA” . Este neologismo de origen griego se refiere a la actitud médica que, intentando salvar la vida del paciente terminal, lo somete a un gran sufrimiento, prolongando más que la vida, la agonía de la muerte.
En este momento es preciso hacer una distinción conceptual entre vida biológica y de relación o biográfica: mientras la primera se refiere a los parámetros biológicos, al mantenimiento de la función de los órganos, la segunda alude a la capacidad de interactuar con el entorno y con aquellos que nos rodean; al aprendizaje propiamente dicho, pues es a través del intercambio de experiencias y de la vivencia que realmente crecemos.
Respetar los límites de la vida física tampoco debe ser confundido con eutanasia u omisión de socorros, pues se trata de luchar por el derecho del ser que allí sufre de “morir bien”, de dejarlo vivenciar con dignidad la propia muerte.
Permitir morir no es igual a matar. Existe una marcada diferencia entre dejar morir en el momento en que la muerte es inevitable, como en una dolencia incurable, y la provocación de ésta o la negativa a tratar algo curable o con posibilidad de vida.
Extractado del Boletín Flama Espírita.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Haz un comentario