19 de julio de 2019

Faltaban Tres Meses (enero 1857)…

Faltaban Tres Meses (enero 1857)…

por Editorial

Enero de 1857; faltaban tres meses para la publicación de “El Libro de los Espíritus”. La obra ya estaba en la imprenta. ¿Qué pensamientos debían pasar por la mente del profesor Rivail? ¿Cuál debía ser su estado de ánimo? Podemos tener una cierta idea de ese estado de ánimo a través de una comunicación inserta en “Obras Póstumas”; comunicación obtenida a través de la mediumnidad de una de las hermanas Baudin, el día 17 de enero de ese año 1857 (todos los resaltados del texto son nuestros):

Querido amigo: no quise comunicarme el martes último ante todo el mundo, porque hay ciertas cosas que no se pueden decir sino entre nosotros.

Empiezo por hablarte de tu obra, de la que estás imprimiendo (El Libro de los Espíritus estaba en prensa). No te des tan malos ratos por ella: tú estarás mejor y la obra no perderá por falta de ser atendida.

Además de esto, tú eres muy capaz de llevar la empresa a término feliz, y estás llamado a realizar grandes cosas. No exageres: ve y aprecia todo con fría serenidad. No te dejes arrastrar por entusiasmos febriles, calcula bien tus pasos a fin de llegar al objeto; no creas más que lo que veas, pero no niegues tampoco todo aquello que te parezca incomprensible.

Y termina el mensaje así: Tu amigo que te ama y te protege.- Z

De ese “amigo que te ama y te protege”, Kardec opinaba (en nota a la anterior comunicación): Ya he dicho que Z no es un Espíritu superior, pero sí muy bueno y muy caritativo. Puede que sea más avanzado que lo que hace presumir el nombre con que se manifiesta, según se deduce por el carácter serio y la sabiduría de sus comunicaciones, quién sabe si ha querido presentarse así para, a favor de este nombre, poder permitirse un lenguaje familiar apropiado a la ocasión, y decir, en momentos determinados, las más duras verdades bajo la ligera forma del epigrama. Quienquiera que sea, yo conservaré siempre de él un buen recuerdo y profundo reconocimiento por los buenos consejos que me ha dado y el cariño que me testifica.

Esta comunicación medianímica es, realmente, la misiva de un amigo que anima, apoya y aconseja:

Anima al profesor para que no padezca más de lo necesario por su trabajo; Rivail era un pedagogo concienzudo y meticuloso; probablemente -a tenor del comentario de Z- estaría revisando el texto de “El Libro de los Espíritus” hasta el último momento.

Apoya al amigo con frases de aliento: Tú eres capaz… Estás llamado a realizar grandes cosas…; frases que no eran de cumplido, sino totalmente reales. Denizard Rivail era un profesor curtido en la enseñanza, autor de numerosas obras pedagógicas además de ser un librepensador. Por todo ello estaba perfectamente capacitado para diseñar el edificio doctrinal del Espiritismo, siendo esta obra el primer eslabón.

Aconseja al discípulo, aconseja al compañero, aconseja al amigo con conceptos extremadamente importantes de cara a sus siguientes retos. Aprecia todo con fría serenidad, le dice, y también: Calcula bien tus pasos y no creas más que lo que veas, pero sin exagerar en esa, siempre necesaria, dosis de escepticismo. Rivail tenía muy claro, afortunadamente, que era imprescindible “tocar con los pies en el suelo” y no dejarse llevar por aspectos ilusorios que podrían desviarle del correcto camino.

Otra cuestión importante ya resuelta en enero de 1857, era cómo firmaría su obra espiritista. Uno de sus biógrafos, André Moreil, lo resume así: Una tarde su Espíritu protector Z, le da una comunicación enteramente personal: le dice haberlo conocido en una existencia precedente, cuando en el tiempo de los Druidas vivían ambos en las Galias. Su nombre -revela el Espíritu- era el de Allan Kardec. Con su decisión de adoptar este nombre como pseudónimo, Rivail no intenta engañar a nadie; tampoco intenta “esconderse” dejando al margen su verdadera identidad. Seguramente procura no confundir a nadie usando su verdadero nombre, ya que él era una persona muy conocida en el mundo académico de París. De todas maneras, debía suponer que más pronto que tarde se sabría la verdadera identidad de Allan Kardec.

En la muy pormenorizada biografía de Kardec, escrita por Zêus Wantuil y Francisco Thiesen, se menciona un borrador de una carta que Kardec dirigía a un tal Sr. Tiedeman. En ese borrador puede leerse: Dos palabras todavía sobre el pseudónimo. Diré en primer lugar que en este asunto utilicé un artificio, ya que de entre 100 escritores siempre hay tres cuartas partes que no son conocidos por sus nombres verdaderos, con la diferencia que la mayor parte toman nombres de pura fantasía, mientras que el de Allan Kardec tiene un significado, pudiendo yo reivindicarlo como propio en nombre de la Doctrina. Es más: él engloba toda una enseñanza que me reservo dar a conocer más adelante… Hay además una razón concluyente: de ninguna manera he tomado esta decisión sin consultar a los Espíritus, ya que no hago nada sin su consejo. Lo he hecho en muchas ocasiones y a través de diferentes médiums; es así que, ellos no sólo la han autorizado sino que también han aprobado esta medida.

Realmente el nombre de Allan Kardec eclipsó totalmente al de Denizard Rivail. Tanto es así que, en muchas ocasiones -probablemente, más antiguamente que ahora- se desconocía, por parte de algunos adeptos del Espiritismo, que ambos eran la misma persona.

Allan Kardec estaba a punto de entrar en la Historia con una obra revolucionaria que incomodaría a bastantes personas; personas que no supieron -que no han sabido, a lo largo de los años transcurridos- ver la bondad, la rectitud y la nobleza de aquel muy ilustre discípulo de Pestalozzi. Tampoco han sabido comprender que el comprometedor -porque nos obliga a cambiar actitudes- mensaje del Espiritismo es la solución a muchos de los problemas morales que han acuciado, y acucian y acuciarán, a la Humanidad.

Extractos del Boletín "Flama Espírita"



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