4 de marzo de 2019

La herencia de Kardec

La herencia de Kardec

Por Oscar M. García Rodríguez

La manera que Allan Kardec adoptó para realizar sus investigaciones es INATACABLE; esto ha sido reconocido incluso por los mismos que no admitieron sus conclusiones. Dicha actitud fue permanente en su vida y desde su infancia la aplicó a cuantas actividades intelectuales, estudios e investigaciones realizó.

Veamos, con sus propias palabras, un ejemplo de ese posicionamiento vital que presidiría la codificación del Espiritismo: “Apliqué a esta nueva ciencia, como era mi costumbre, el método experimental. Jamás senté una teoría preconcebida; observé atentamente, comparé y deduje consecuencias. De los efectos procuré remontarme a las causas por la deducción y el encadenamiento lógico de los hechos... Así había procedido en mis trabajos anteriores, desde la edad de quince a dieciséis años. Desde el primer momento me di cuenta de la exploración que iba a emprender...; me era preciso proceder con circunspección y no a la ligera; ser positivista y no idealista, para no dejarme llevar de mis propias ilusiones”. (Mi primera iniciación en el Espiritismo, "Obras Póstumas").

El carácter amplio, abierto, exigente, anti dogmático, de puro buscador de la Verdad, con que Allan Kardec impregnaba todos sus trabajos y que imprimió también al Espiritismo, no puede quedar mejor ejemplarizado en estas otras palabras suyas: Si con el avance de la humanidad se demuestra que en algún punto el Espiritismo estaba errado, se substituirá este punto y se seguirá adelante.

Extractado del Boletín Flama Espírita.