25 de abril de 2019

Dios y el Universo

Dios y el Universo

por Sebastián de Arauco

Necesario es aclarar que no vamos a hacer una definición de DIOS, de esa Grandiosidad Cósmica, indefinible e incomprendida todavía por nuestra limitada inteligencia humana, pues, lo limitado no puede definir lo ilimitado. No obstante, para aquellos de vosotros que vuestra religión de herencia familiar os haya inculcado ideas de una Divinidad a semejanza del hombre de nuestro mundo, necesario es hacer algunas consideraciones que os ayuden a adquirir una idea más amplia de la Realidad Divina.

Comencemos por analizar ese concepto de ese Dios que nos enseñaron desde la infancia, de ese “Dios” del Antiguo Testamento, implacable en su ira, celoso, vengativo y cruel; concepto admisible para humanidades de la edad de piedra formada entre la furia de los elementos, y sostenido también por los guías de las humanidades de las siguientes edades de barbarie, pero inadmisible en esta era de luces. El primer mandamiento dice: “Ama a Dios sobre todas las cosas”, y por otro lado presenta a un Dios celoso, iracundo y vengativo.

Esto es un contrasentido porque nadie puede amar aquello que teme. Pero si consideramos a Dios como Amor permanente, origen de todo bien, que se da a quien quiere recibirlo, podremos llegar a comprenderlo mejor y amarlo; pero difícil resulta amar lo que no se conoce. Amemos a Dios, sí, pero amémosle en aquello que vemos y comprendemos, amémosle en sus criaturas, en su creación. Porque ese Dios que nos presentan con las imperfecciones de una humanidad atrasada como la nuestra es completamente inadmisible.

Ese “Dios” vengativo y cruel, hermanos míos, no existe, nunca ha existido; es creación mental de conciencias todavía poco evolucionadas. Ese Dios que exige adoración, que condena eternamente al hombre por el hecho de un momento de debilidad o pasión, o por no cumplir ciertos requisitos establecidos, ese Dios no existe, nunca ha existido.

La Realidad Divina es para nosotros los humanos algo imposible de concebir en su plenitud, y cualquier especulación filosófica y teológica que lo defina, no puede dar de Ella más que una idea vaga y una remota aproximación. Pero si bien como humanos no podemos someter a concepto esa Grandiosidad Divina, ya que ello sería limitarla, necesitamos, no obstante, tener una idea aun cuando nuestra limitada capacidad humana nos impida comprender su magnificencia.

Tenemos que admitir que existe una Sabiduría Cósmica, que existe un Poder Cósmico transcendente, del cual tan sólo percibimos algunos de sus efectos. Negarlo sería negarnos a nosotros mismos.

Necesario es comprender y admitir que existe una FUERZA CREADORA UNIVERSAL, una Fuerza poderosísima que transciende al Cosmos infinito, a toda su manifestación física visible e invisible; así como espiritual en otras dimensiones desconocidas de los humanos, y que está inmanente en ellas, que vibra en ellas, lo cual podremos apreciar fácilmente en las múltiples manifestaciones de vida en constante transformismo y evolución.

Aun dentro de nuestra limitada inteligencia humana, tenemos que comprender que existe una causa primera; que hay una fuerza creadora. Pues, esa Fuerza Creadora, que crea vida en su propia esencia, existe: llamémosle Dios o como queráis.

Extractado del Blog Amor, Paz y Caridad.

MI COMENTARIO
En el artículo está enfatizado que implica el amor a Dios. Para tratar de ponerlo aún mas claro de mi parte, diría que el amor a Dios es un pensamiento, admiración, satisfacción, sensación, emoción que parte de nosotros hacia la Gran Inteligencia, y no de la creencia que Dios necesita de la alabanza y la humillación de sus hijos para su consideración, como sostienen los religiosos.
Dios es Algo y no Alguien.
En mi caso particular, lo que es Dios, me mueve muchos sentimientos pero no diría que es amor. Amo lo que conozco, lo que está a mi alcance, amo con aquello que interactúo. No es el caso de Dios, porque no lo considero que sea igual a mi. Dios es lo que me contiene y me dió origen, y a la vez su "creación" no fue fruto de la voluntad de un Ser Superior sino de Algo que si bien desconocemos como y porqué existe, también intuyo que no es Alguien. Por lo tanto siento muchas sensaciones hermosas hacia esa Gran Inteligencia pero amor siento por los cercanos a mi, solamente.
A Jesús o mi guia espiritual los siento cercanos e interactúo con ellos en mis meditaciones porque siento que son Espiritus como yo y no el contenedor de TODO como es Dios.