Instinto y Aprendizaje
por Nubor Orlando FacureUn determinado comportamiento que no es imitado o aprendido puede, al principio, ser tenido como instintivo. Siendo así, es heredado, y debe tener una representación genética para su transmisión. No siempre a cada comportamiento corresponderá un gen para su expresión, pero probablemente tendremos una colección mayor o menor de genes orquestando ese desempeño. Es lo que ocurre para la araña que teje cuidadosamente o para la “viuda negra” que devora el macho durante la cópula.
En la programación de cualquier comportamiento animal, la densidad tanto del determinismo genético como de la participación del ambiente es compleja, y a veces contradice las interpretaciones apresuradas. Seymour Benzer realizó un experimento virtuoso con Drosófilas (“mosca de las frutas”). Ellas eran sometidas a un choque eléctrico en los pies seguido de un chorro de aire con substancia maloliente. Él descubrió que con el tiempo, las moscas “aprendieron” a “respirar hondo” cuando recibían el choque eléctrico. Así, las moscas asociaban choques con olores y se protegían del mal olor. Era un condicionamiento de moscas reproduciendo lo que Pavlov hizo con los perros.
Seymour Benzer percibió también que no todas las moscas aprendían ese comportamiento. En las que si lo aprendieron, notó la presencia de 17 genes específicamente ligados al desempeño condicionado: “choque en los pies – llenar los pulmones – evita el mal olor”. Entre los 17 genes están aquellos que Benzer denominó con buen humor: “burro”, “amnésico” y “lisiado”.
Pavlov atribuyó al córtex cerebral el “reflejo psíquico” que descubrió existir en el condicionamiento. Él se sorprendería con el trabajo de Benzer revelando una programación genética por detrás del aprendizaje que condiciona a los animales; tanto moscas, como perros, y, con certeza, también los humanos.
Es una afirmación fuerte, mas lo que Benzer parece decirnos es que nuestra “capacidad de aprender” es heredada sin esfuerzo. Lo que tenemos que hacer es contar con las oportunidades que el ambiente ofrece y no dejarlas escapar entre los dedos.
Comportamientos complejos como fobias, agresividad, fervor místico, marcas de la personalidad y composición familiar son comprobadamente heredados. (...)
Estudios posteriores demostraron que las oclusiones prolongadas de uno de los ojos de los gatos recién nacidos los privarían de visión para el resto de su vida. Eso es muy evidente para el desarrollo del habla y él aprendizaje de una lengua extranjera. Es conveniente que a los cinco años tengamos dominio adecuado del lenguaje.
Extractado del Blog Córdoba Espírita.