29 de abril de 2019

Un Caso de Reencarnación

Un Caso de Reencarnación

por Marina Silva

En una familia espírita de considerable nivel espiritual, nació una niña cuyo Espíritu era portador de muchos errores cometidos en otras existencias. Cuando la criatura cumplió 8 años se enfermó gravemente y, según los médicos, no había esperanza para su caso: pronto iba a desencarnar. Su familia solicitó orientación espiritual en la institución espírita adonde concurría, y allí le explicaron que el Espíritu de la niña había cometido un suicidio en una de las últimas existencias, y que en esa oportunidad desencarnaría antes de llegar a la adolescencia, para impedir que lo intentara de nuevo, y a fin de que completara algo del tiempo de vida que voluntariamente había abreviado. Asimismo, la familia solicitó a la Misericordia divina una oportunidad para educarla según los postulados espíritas, con la certeza de que lograría evitar un nuevo intento. Considerados los méritos espirituales de la familia, se le concedió a la niña un período de 10 años más. Sin embargo, cuando llegó a la adolescencia, se desvinculó de la familia y de los principios espíritas; se entregó a la drogadicción y se suicidó.

Es una anécdota que nos conduce a una profunda reflexión sobre la bondad de Dios, la cual muchas veces nos resulta difícil de comprender. Dios siempre actúa en nuestro beneficio y jamás permite las desencarnaciones prematuras, pues siempre volvemos al ámbito espiritual en el momento adecuado, cuando aceptamos la acción de la naturaleza. Esto no significa que debamos mantener una actitud de frialdad ante la muerte de un ser querido, de alguna criatura. La separación es siempre dolorosa, porque todavía somos egoístas y no hemos aprendido a amar sin apego. Nos está permitido llorar por ellos, extrañarlos, experimentar una cierta dificultad para elaborar un nuevo programa de vida sin su presencia… No obstante, debemos evitar la rebeldía para con los designios divinos, y esforzarnos por comprender las necesidades evolutivas del ser amado que se marchó. Además, debemos evitar las invocaciones angustiosas, las cuales recaen sobre él, lo torturan, lo deprimen, hacen que se estanque en su camino evolutivo o también que permanezca entre nosotros, intercambiando angustias en un círculo vicioso.

El famoso médium brasileño Francisco Cândido Xavier fue un poderoso instrumento de consuelo para las familias despojadas de sus seres queridos por la desencarnación. A través de él, muchos Espíritus se manifestaron para brindar consuelo a sus familiares, y sus pedidos más insistentes estaban dirigidos a que dejaran de quejarse, de llorar, de rebelarse por ellos, porque eso les hacía mucho daño. Niños, jóvenes y personas mayores muertas, enviaban mensajes a los vivos, para darles pruebas acerca de la vida más allá de la tumba.

Extractado de la Revista La Idea  - Centro Espírita Argentino.