26 de mayo de 2019

Amor Exigente

Amor Exigente

Por Jacira Jacinto da Silva

En la visión espiritista la vida es una oportunidad de sumar experiencias y construir el conocimiento, libertador en su esencia. Cómo contribuir para que los hijos aprovechen la oportunidad de la mejor manera posible, es uno de los mayores desafíos que la vida presenta a los padres.

La doctrina espiritista tiene contribuciones importantes para ofrecer en este proceso de preparación para la vida, siendo fundamental desarrollar la conciencia de que la tarea puede no ser fácil, siendo muchas veces incluso dolorosa, pero de ella no pueden abdicar aquellos que se propusieron constituir una familia.

El mundo moderno se ha revelado como una buena oportunidad para la elevación de los espíritus de comprensión razonable, que pueden desarrollarse sin grandes sufrimientos. La cultura actual e incluso las leyes priorizan la protección a la infancia y a la juventud, de forma que los espíritus inician la jornada terrena rodeados de protección y atención.

Evidentemente, hay que reconocer que no todos gozan de esas condiciones, pues no se puede ignorar que un gran número de personas no las tienen, como aquellas que viven por debajo de la línea de la pobreza. Pero incluso en las familias pobres es perceptible la preocupación de rodear a la criatura y al adolescente de todos los cuidados y protección que ellos necesitan; al fin y al cabo, son personas en condición especial de desenvolvimiento.

Para el espíritu que ya cultivó algún patrimonio moral, es sin duda una gran oportunidad de desarrollar el conocimiento y crecer con más facilidad, construyendo, inclusive, lazos de afectividad con los padres y con toda la familia; pero si aun siendo inteligente, todavía no tiene superado el estrecho círculo del egoísmo, interpretará el apoyo moral y material como simple obligación de los padres, sin ningún compromiso con la construcción de una relación armónica en la familia y en los otros grupos de convivencia.

Estudiando la pregunta 917 de El Libro de los Espíritus es posible constatar que el egoísmo -la mayor llaga de la humanidad- dificulta las relaciones personales e impide la construcción de los verdaderos lazos de afectividad.

Algunos especialistas en educación infantil están dedicando sus obras a intentar alertar a los padres para que no den mucho, para que no sobreprotejan a los hijos, llegando incluso a la conclusión que cuanto más tiene el hijo, más exige, mostrándose siempre infeliz ante la mínima dificultad, tornándose después incapaz de lidiar con la frustración.

De hecho, la experiencia diaria revela casos que permitirían llegar a esa conclusión, pero no se puede negar que existen otros tantos señalando hacia otra dirección. Muchos adolescentes y jóvenes reciben toda la protección de los padres, inclusive en familias bien provistas de recursos financieros, pero no por eso se vuelven ingratos, exigentes, mal criados y arrogantes, lo que nos hace pensar que el factor determinante será siempre el grado evolutivo del espíritu.

Extractado del Boletín Flama Espírita.