El Joven Espírita y la Obsesión
El joven espírita no está libre del peligro de la obsesión. Como cualquier persona, puede tener sus enemigos del pasado, que esperan el momento adecuado para ejercer su influencia negativa.
Además de esto, el joven espírita es blanco también de los enemigos del Espiritismo y del propio Cristianismo, principalmente el joven que empieza a demostrar posibilidades de contribuir destacadamente en el trabajo espírita. Los enemigos de la Doctrina intentan anularlo, ya cuando son pequeños, cuando todavía no se consolidó definitivamente en las actividades espirituales. Consecuentemente, el pequeño no puede descuidar la vigilancia.
Obsesión y sintonía, como nos enseñaron los Espíritus. Los obsesores intentan descubrir nuestras debilidades morales y actuan extaltándolas. La esfera sexual ha sido bastante explorada por ellos. Su acción se hace a través de la sugestión de pensamientos eróticos y del aumento del apetito sexual.
Con esto el joven se queda abrasado. Uno de los momentos preferidos es el del enamoramiento, cuando la no vigilancia, principalmente por parte de la muchacha, permite caricias más íntimas. Ha llegado a nuestro conocimiento de muchos casos de jóvenes de ambos sexos que relatan haber pasado de las caricias a la práctica sexual casi sin darse cuenta, de modo irresistible, como si una fuerza oculta les obstruyeran el raciocinio y los volviese momentáneamente inconscientes.
La vanidad es otro punto de flaqueza también muy explotado por los espíritus inferiores. El proceso que acostumbran usar es el de inspirar personas no vigilantes y elogiar el joven visado, exaltándo en el determinadas cualidades y despertándole el espíritu de grandeza. La vanidad aumenta día a día, hasta que surge la queda inevitable.
Los obsesores también actúan en el campo de las ideas. Sutilmente van sugiriendo pensamientos extraños en la mente del joven. Lentamente, ideas que eran rechazadas empiezan a ser aceptadas, como sexo libre, filosofías de fundamento materialista, participación intensa en la vida social, como frecuentar ambientes nocturnos, etc. Pasan a ver el medio espírita poco atractivo y los trabajadores de esta bastantes aburridos. Por fin, el joven demuestra los cambios acentuados y abandona las actividades espíritas.
El medio eficaz de evitar todo esto es el estudio constante de la Doctrina, la oración, el cultivo de pensamientos elevados, el esfuerzo para conquistar humildad y la práctica del bien. La asiduidad en la frecuencia de las reuniones de juventud o del propio centro espírita constituye igualmente providencial recurso preventivo.
Extractado del Sitio Federación Espírita Española.