La Verdadera Belleza
del libro “Colección Sabiduría Védica”Todos queremos ser atractivos e importantes en la vida de otros. De igual manera, deseamos encontrar a alguien muy bello, pero no siempre se sabe qué valores apreciar cuando consideramos a las personas. El concepto de belleza en el mundo remite netamente a lo físico, y se ajusta a una estética producto de una mente que tiende solo al disfrute.
A partir de esto se elaboran los juicios que califican a la gente, como si estuviéramos en una constante pasarela, donde se rechaza a una mujer cuando sus medidas son exorbitantes o insuficientes.
No sabemos muy bien cómo definir lo que es bello. Puede que incluso quede corta nuestra experiencia. Hay un relato que puede ayudarnos a entender el asunto.
Una vez se extravió una niña en una reunión donde había mucha gente. Al verla sola, le preguntaron: “¿quién es tu mamá?; ¿cómo es ella?” La niña respondió: “es la mujer más bella del mundo”. El adulto que le quería ayudar pensó: “¿dónde estará la hermosa mujer que ha perdido a su hijita?”
En dicha reunión, solo una anciana había estado buscando a la niña extraviada, pero ésta se había referido a su madre como la mujer más bella del mundo, entonces nadie las relacionó.
Así pasaron varios días sin que reclamaran a la niña en la policía. Allí alguien sugirió: “busquemos a la anciana de la reunión, quizás ella sepa algo”. Fueron en busca de esta persona. Cuando llegaron a su casa, la niña corrió hacia la señora mayor y la abrazó, diciendo: “¡madre, madre, madre!” Entonces un policía se quejó ante la niña, diciéndole: “¡pero, pequeña, tu nos dijiste que tu mamá era la mujer más bella del mundo, y resulta que es una viejita!” La niña lo miró con ojos de desconcierto y exclamó:” por eso, ¿no ves que es la mujer más bella del mundo?”
¿Qué sabemos de la belleza? Cuando la belleza está separada de la Divinidad del Ser, del origen y del Creador, es temporal. He ahí el problema. Hasta Miss Universo se verá como una uva pasa cuando llegue a la vejez, y nadie recordará cómo era en su juventud. Este es el resultado al que se expone el apego a lo externo. No podremos saber nada de la verdadera belleza sin una conexión con la Divinidad, ni satisfacer nuestro corazón con las apariencias del cuerpo.
Descubrimos una belleza profunda en las personas cuando las observamos con los ojos del corazón. Por el contrario, si los ojos de lujuria son el medio para valorar a alguien, entonces el dictamen dependerá de la mera satisfacción de los sentidos. ¡Qué reducido es este concepto de belleza, y qué cruel!
Extractado de La Weblog Espírita de Mari.