Prácticas Extrañas en el Espiritismo
por Jorge HessenSabemos, de sobra, que debemos respetar creencias, preconceptos, puntos de vista y normas de cualquier persona que no lea por nuestra cartilla doctrinal. Pero, tenemos deberes intransferibles para con la Doctrina Espírita. Es menester que le preservemos los principios doctrinales con sencillez y dedicación, sin intolerancia, sin radicalismos, pero sin concesiones indeseables.
La orientación, la experiencia y la práctica de los médiums más maduros, como Francisco Cándido Xavier y Divaldo Pereira Franco, entre otros, nos han demostrado siempre la necesidad de la vigilancia con relación a la preservación de la pureza de los preceptos básicos de la Doctrina Espírita.
Observamos, atónitos, las muchas discusiones estériles en torno a temas como: niños índigo; si Chico es Kardec (?); ubaldismos, ramatisismos, cromoterapias, y tantos otros aburridos "ismos" y "pias", infiltrados en el medio espírita. Se acepta el poder sanador de cristales, sin la menor reflexión consciente.
Confían, ciegamente, en los efectos de las pomadas "mediunizadas", como si esa práctica engañosa les fuera a traer algún beneficio. Se promueven en las tribunas, verdaderos shows de la propia imagen, shows estos protagonizados por los ilustres oradores, que no renuncian a la vanidosa distinción del Dr. antes de los propios nombres. Se crean asociaciones con notables profesionales de pretendidos "espíritas". Muchos otros se proyectan en los trabajos asistenciales, para galardar espacios en el frente de la política partidista.
Según algunas conveniencias, propician las famosas "churrascas espíritas", disfrazadas de almuerzo fraterno, en nombre de Cristo (!), Pazmem! Confeccionan rifas "beneficentes"; y que, por lo que es peor, cobran tasas para el ingreso en los eventos espíritas, que son: congresos, simposios, seminarios, y, por ahí va ...
Hay un impulso incontrolable para el universo místico de muchos idólatras, que tal vez leyeron alguna "cosita" aquí, y otra allí, sobre la doctrina espírita y se dicen seguidores convencidos, cuando, en realidad, nada más son que "espíritas de espíritus fachada". Los Espíritus Benefactores nos advierten que corresponde a nosotros la obligación intransferible de defender las enseñanzas de Allan Kardec, sea por el ejemplo diario del amor fraterno, sea por el coraje del debate elevado.
Extractado del Blog La Luz en la Mente.