VI Congreso Espírita Mundial 2010 - Vanesa Anseloni
“Allan Kardec: Fundamentos de la filosofía Espírita”
Científicos como Newberg han demostrado a nivel universitario que nuestro cerebro reacciona a las oraciones, podemos ver que cuando oramos hay áreas en el lóbulo frontal que cambian su activación.
Viene a demostrar que ese enunciado de Allan Kardec es muy verdadero, a través de una oración sincera, que es una cesión de fluido espiritual, que induce una segregación más rápida de fluido espiritual.
Hoy en día la neurociencia con el líder de la neurociencia, Antonio Damasio, de California, nos ha enseñado que nuestro razonamiento depende de nuestros procesos emocionales, somos seres emocionales. Es probable que el siglo XXI, tenga en las escuelas una revolución en lo que respecta a la educación emocional, ¿cómo debemos controlar las emociones? Y el espiritismo está en la vanguardia de esa respuesta. Por ejemplo en lo relativo al perdón, aunque hay gente que dice que esta propuesta espírita es imposible para ellos.
La Ciencia ya en el año 2000 nos ha dicho que no sólo tenemos instintos negativos dentro de nosotros, sino que tenemos genes que nos predisponen también a ser conciliatorios. Este científico publicó en una revista científica que los. chimpancés, ante un conflicto, se reconcilian sellando sus bocas, con un beso en los labios. Los espíritus estaban en lo cierto cuando decían que era posible ese cambio de actitudes. Está también en nuestra naturaleza física, psíquica y espiritual. La ciencia a través de un grupo japonés demostró que por ejemplo la envidia es tan dolorosa que estimula áreas como esta que es el área del cortex cingulado que está relacionada con los procesos de dolor. Aunque parece que la gente habla de otra manera, está diciendo lo mismo.
La gente que es envidiosa siente un dolor extremo, entonces estos sentimientos tienen que ser eliminados por lo que nosotros llamamos la reforma íntima. La premio nobel en medicina Elizabeth Blackburn nos enseñó que nuestros genes tienen los telómeros que pueden reducirse si estamos bajo tensión, pero se pueden recuperar o se pueden proteger si sentimos compasión.
Extractado de la Revista Espirita FEE.
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