Plasma Divino
El Fluido Cósmico es el Plasma Divino
Cocreación en el Plano Mayor
En esa sustancia original, al influjo del propio Señor Supremo, operan las Inteligencias Divinas a Él sumadas, en proceso de comunión indescriptible, los grandes Devas de la teología hindú o los Arcángeles, conforme a las distintas concepciones de los credos religiosos, extrayendo de ese hálito espiritual los depósitos de la energía con que se construyen los sistemas de la inmensidad, sirviendo a la Cocreación en un plano mayor, de conformidad con los designios del Todomisericordioso, que hace de ellos agentes orientadores de la Creación Excelsa.
Esas Inteligencias gloriosas toman el plasma divino y lo convierten en habitaciones cósmicas, radiantes u oscuras, gaseosas o sólidas, obedeciendo a leyes predeterminadas, cual moradas que perduran por milenios y milenios, pero que se consumen y se transforman, finalmente, dado que el Espíritu creado puede formar o cocrear, mas, sólo Dios es el Creador de Toda la Eternidad.
Imperios estelares
Debido a la acción de esos Arquitectos Mayores, surgen en las galaxias las organizaciones estelares como vastos continentes del Universo en evolución y las nebulosas intragalácticas, como inmensos dominios del Universo, resumiendo a la evolución en estado potencial, pero todas gravitando alrededor de puntos atractivos con una Admirable uniformidad coordinadora. Y es ahí, en el seno de esas formaciones asombrosas que se estructuran, interrelacionados, la materia, el espacio y el tiempo, renovándose constantemente y ofreciendo campos gigantescos al progreso del espíritu. Cada galaxia, como cada constelación, conserva en sí la fuerza centrífuga propia, controlando a la fuerza gravitatoria con determinado tenor energético, apropiado a determinados fines.
La Ingeniería Celeste equilibra rotación y masa, armonizando energía y movimiento y manteniendo, de ese modo, en la inmensidad sideral, una magnífica floresta de estrellas, cada una de ellas arrastrando consigo a los planetas constituidos y en formación, todos vinculados magnéticamente con el sostén central, al igual que los electrones se relacionan con el núcleo atómico, en trayectos perfectamente ordenados en la órbita que se les asignó desde el inicio.
Extractos del Libro "Evolución en dos mundos", por André Luiz-Chico Xavier
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