9 de julio de 2019

Los Espíritus Conforman su Periespíritu con Los Elementos en que se Encuentran

Formación y Propiedades del Periespíritu

Los Espíritus Conforman su Periespíritu con Los Elementos en que se Encuentran

por Allan Kardec.

El periespíritu, o cuerpo fluídico de los espíritus, es una de las formas más importantes que adopta el fluido cósmico. Constituye la condensación de ese fluido en derredor de un centro de inteligencia o alma. Ya vimos que el cuerpo carnal basa su principio en el mismo fluido transformado y condensado en materia tangible. En el periespíritu, la transformación molecular se opera de otra manera, ya que el fluido conserva su imponderabilidad y sus cualidades etéreas. El periespíritu y el cuerpo carnal se originan en el mismo elemento primitivo: uno y otro son materia, aunque en estados diferentes.

Los espíritus conforman su periespíritu con elementos del medio en que se encuentran, es decir, que esta envoltura se integra con fluidos propios del ambiente; en consecuencia, los elementos constitutivos del periespíritu varían de acuerdo con los mundos. Júpiter es considerado un mundo muy avanzado en comparación con el nuestro. Allí la vida corporal no es de la materialidad grosera que hay en la Tierra, por lo que los cuerpos periespirituales deben ser de naturaleza infinitamente más quintaesenciada que en nuestro planeta. Ahora bien, al igual que no podríamos vivir en ese mundo con nuestro cuerpo carnal, nuestros espíritus no podrán penetrar en él con su periespíritu terrestre. Al abandonar la Tierra, el espíritu reviste su envoltura fluídica con los fluidos apropiados al mundo al que debe trasladarse.

La naturaleza de la envoltura fluídica se relaciona siempre con el grado de progreso moral del espíritu. Los espíritus inferiores no pueden cambiarla a voluntad y, en consecuencia, no les es posible por iniciativa propia trasladarse de un mundo a otro. Los hay cuyos cuerpos fluídicos, aunque etéreos e imponderables en relación con la materia tangible, son aún demasiado groseros, si así podemos calificarlos, en relación con el mundo espiritual, como para permitirles salir de su medio. Debemos incluir en esta categoría a esos espíritus que, en razón de ser sus periespíritus muy condensados confunden a éstos con sus cuerpos carnales pretéritos y, por ello, creen estar vivos aún. Estos espíritus, cuyo número es cuantioso, permanecen en la superficie de la Tierra al igual que los encarnados, creyendo ocuparse de sus asuntos. Otros, más desmaterializados, no lo son lo bastante, sin embargo, como para elevarse por encima de las regiones terrestres. Los espíritus superiores, por el contrario, pueden acercarse a los mundos inferiores e incluso encarnar en ellos. Extraen del mundo en que entran los elementos necesarios para recubrir la envoltura fluídica o carnal adecuada al nuevo milenio. Actúan como el noble que abandona sus hermosos ropajes para vestir momentáneamente el sayal, sin dejar por ello de ser un gran señor. Así es como los espíritus del orden más elevado pueden manifestarse a los habitantes de la Tierra o encarnar entre ellos en misión. Estos espíritus no traen consigo la vestidura, pero sí el recuerdo intuitivo de las regiones de donde vienen, percibiéndolas con el pensamiento. Son los iluminados en el país de los ciegos.

Extractos del Libro "El Génesis", por Allan Kardec.

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