Un Día Crucial (18 de abril de 1857)
Kardec sobre la Comunicación del 12 de junio de 1856 por el Espíritu de Verdad
por EditorialEn una anotación de Kardec (inserta, también en “Obras Póstumas”), fechada el 1 de enero de 1867, escribía: “Diez años y medio después de habérseme dado esta comunicación, he comprobado que se realiza en todas sus partes, porque he pasado por todas las vicisitudes que me fueron anunciadas. He sido objeto de odio para mis enemigos encarnizados; he sufrido la injuria, la calumnia, la envidia y los celos (…)
No ha faltado quien ha dicho que los que tomaban mi partido, estaban sobornados por mí con el dinero que del Espiritismo sacaba. No he conocido el reposo; más de una vez he caído rendido por exceso de trabajo, mi salud ha sido alterada y mi vida comprometida”. “En tanto, gracias a la protección y asistencia de los buenos Espíritus que sin cesar me han dado pruebas de su solicitud, puedo reconocer que hasta esta hora no he experimentado ni un solo instante de desfallecimiento y que he perseverado constantemente en mi obra con el mismo ardor del primer día, sin preocuparme de la malevolencia de que sea objeto. Después de la comunicación del Espíritu de Verdad, yo debía atenerme a todos sus consejos y previsiones, y todo se ha cumplido”.
“Pero, al lado de todas estas vicisitudes, ¡qué satisfacciones no he experimentado viendo cómo la obra se ensanchaba de una manera prodigiosa! ¡Con qué creces no han sido compensadas mis tribulaciones! ¡Qué de bendiciones, qué de testimonios de verdadera simpatía no he recibido de parte de numerosos afligidos a quienes la doctrina ha consolado! Este resultado no me había sido anunciado por el Espíritu de Verdad, quien, sin duda deliberadamente, no quiso mostrarme más que las dificultades de la empresa. (…) Cuando recibía una decepción, una contrariedad cualquiera, me elevaba con el pensamiento por cima de la humanidad, penetraba por anticipado en la región de los Espíritus, y desde este lugar culminante desde donde descubría mi obra, las miserias de la vida resbalaban sobre mí sin hacerme daño. Me habitué tanto a esto, que los gritos de la injusticia jamás ofuscaron mi razón”.
Realmente los Espíritus Superiores que tutelaron y dirigieron el advenimiento del Espiritismo, no se equivocaron al elegir a Denizard Rivail para aquella hercúlea tarea. Era la persona adecuada en el momento histórico preciso y, verdaderamente, realizó un trabajo excelente: “El Libro de los Espíritus” fue una dignísima tarjeta de presentación en sociedad de aquella, de esta, extraordinaria doctrina que es el Espiritismo..
Extractos del Boletín "Flama Espírita"
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