La Voluntad, arma del subconsciente
Artículo de WalliceHablamos de cambios, de progreso, de cosas nuevas y lo decimos como si fueran cosas fáciles de lograr. Pero al evaluarnos vemos cuán difícil es lograr los cambios que reconocemos como necesarios. Definitivamente la tarea más difícil para un ser humano es cambiar, especialmente porque tenemos primero que “desaprender” tantos conceptos equivocados que hemos recogido a través de tantas encarnaciones.
¿Qué hace que algunas personas logren estas cosas más fácilmente que otras? La raíz de todo cambio es la voluntad. Aun sabiendo intelectualmente que debemos hacer algo para nuestro propio beneficio, esto será en vano si nuestra voluntad es nula o débil. La voluntad es nuestra capacidad de mantener nuestra atención enfocada activamente en un objetivo durante el tiempo suficiente para lograrlo; es la antítesis de la inercia, es la fuerza que mueve ideas hasta convertirlas en efectos manifestados.
Si no tenemos la suficiente fuerza de voluntad quedaremos relegados a los grupos de espíritus que amparan su desarrollo lento bajo frases como “yo he tratado pero no puedo”, “Dios lo quiso así”, y otras. Por lo tanto, en vez de concentrarnos en muchos campos de cambio a la vez, quizás debamos en vez prestarle mucha más atención a nuestra voluntad.
La voluntad es parte del arsenal del subconsciente, encargado de contribuir en parte a aflorar y nutrir nuestra naturaleza creadora. Un problema mayor en este campo es nuestra indecisión. Al subconsciente se le hace sumamente difícil ayudarnos a crear cuando le estamos enviando continuamente mensajes conflictivos (directos e indirectos). Por ejemplo, decimos que queremos contener nuestra ira, pero nutrimos actitudes agresivas; queremos ser más saludables pero continuamos los mismos patrones de nutrición.
Ejercitar nuestra fuerza de voluntad — comenzando con proyectos pequeños y aumentando su envergadura — le envía un mensaje al subconsciente recalcándole una y otra vez que lo tratado (lo que queremos lograr) es importante. Poco a poco esta potente espada se va fortaleciendo y el subconsciente aprende a trabajar de la mano con nuestra voluntad.
Sin embargo, el desarrollo de la fuerza de voluntad es también una posible arma de doble filo que puede usarse tanto para el bien como para el mal. Si la voluntad se desarrolla sin el énfasis en también expandir nuestra conciencia permitiendo el libre flujo universal a través de nuestro espíritu, podríamos tener en nuestras manos un arma que nos causará peor retraso. Esto lo vemos diariamente en personas que “logran todo lo que se proponen”, pero en muchos casos lo logran sabiendo — admitidamente o no — que sus acciones son poco honorables y van contra la naturaleza de su espíritu.
La voluntad es siempre la llave que nos abre las puertas a nuevos estados de desarrollo espiritual.
Tomado del Blog "La Weblog Espírita de Mari"
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