El Misterio de la Muerte
¿Como se Separa el Espíritu y el Cuerpo Durante la llamada Muerte?
Por: Oscar M. García RodríguezUno de los más notables médiums que hayan recogido los anales de la historia, fue el norteamericano Andrew Jackson Davis (1826-1910), conocido en su época con el sobrenombre de “el vidente de Poughkeepsie”. Mediante sus capacidades de clarividencia Davis hizo algunas notables predicciones, entre las que están las de la aparición de los automóviles y las invenciones de la máquina de escribir y los aeroplanos. Fue el autor de la llamada “Filosofía Armónica”, obra en la que recoge gran parte de las enseñanzas que recibiera de comunicantes espirituales y obtuviera mediante sus visiones directas del mundo invisible.
En el primer volumen de la obra citada, su autor nos ofrece la descripción del proceso desencarnatorio de una moribunda a la que el médium tuvo ocasión de velar. Uno de los aspectos más destacados del relato de Davis, es su constatación de que el paso al “otro lado” de la vida era, citando sus mismas palabras, “interesante y agradable”, muy alejado de las descripciones oscuras y llenas de terror con que los relatos tradicionales han rodeado este hecho. Otra de las circunstancias que explica en sus anotaciones el vidente norteamericano, es que la mayor parte de esos síntomas que en el moribundo parecen ser señales de dolor, corresponden realmente a reacciones reflejas e inconscientes del organismo.
En el caso del que Davis fue testigo, el proceso último de la muerte se inició en la mujer con una extraordinaria concentración en la región cerebral, zona que se hizo cada vez más luminosa al tiempo que, por el contrario, las extremidades se obscurecían. Entonces comenzó a separarse el nuevo cuerpo, liberándose sobre todo la cabeza. Poco después quedó completamente libre, formando ángulo recto con el cuerpo físico, con sus pies cerca de la cabeza y con cierto hilo luminoso vital uniendo todavía ambos cuerpos. Cuando ese hilo se rompió, una pequeña parte de él volvió al cadáver para preservarlo de una putrefacción inmediata. El cuerpo etéreo recién liberado tardó un tiempo en adaptarse al nuevo medio, hasta que al fin pasó a través de la puerta abierta. A partir de aquí A. J. Davis dice:
“La vi pasar a través de la habitación contigua, salir por la puerta y subir por el aire… En cuanto salió de la casa, se le unieron dos espíritus amigos venidos de la región espiritual y, después de reconocerse y entrar los tres en comunicación de la más graciosa manera, comenzaron a subir oblicuamente a través de la envoltura etérea de nuestro globo. Andaban juntos tan natural y paternalmente, que difícilmente podía convencerme de que pisaban el aire, parecía que andaban sobre la falda de una gloriosa montaña que les fuera familiar. Continué mirándoles hasta que la distancia les alejó de mi vista”.
Tomado del Blog "Grupo Espírita de La Palma"
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