15 de octubre de 2019

La Iglesia Condenaba el Estudio del Sueño porque es Asimilado a la Brujería

¿Por qué Soñamos?

La Iglesia Condenaba el Estudio del Sueño porque es Asimilado a la Brujería

por Catherine Gouttière

La Iglesia católica que prohibió el estudio de los sueños en el siglo IV. Esto parece tanto más sorprendente por cuanto en la Biblia los sueños y los ensueños tienen un lugar muy importante. En el Nuevo Testamento, el nacimiento de Jesús es protegido por José, que recibe en sueños la voluntad divina: así guiado, acepta a María como esposa y salva al niño de la cólera del rey Herodes huyendo a Egipto con su familia. También los Reyes Magos descubren en sueños las intenciones criminales del soberano. Sin embargo, la Iglesia se declarará en guerra contra el sueño porque su estudio es asimilado a las prácticas de brujería y de magia.

Entonces es mejor olvidar los sueños bíblicos, el ejemplo de José y las tradiciones milenarias. Es por eso que en las órdenes monásticas, las oraciones nocturnas y un levantarse muy madrugador privan a los monjes de sus recuerdos oníricos, pues su contenido es consi-derado como diabólico y su interpretación está prohibida. Los individuos sospechosos de tener tales actividades son buscados, denunciados y tratados como herejes, privados de sus bienes, torturados y a veces quemados. El sueño y el ensueño, la vida concreta, el amor y la sexualidad, alejan al hombre del bien, de Dios y lo entregan al mal, al demonio. Esta concepción, pretendidamente cristiana de las tradiciones, va a dominar la vida diaria, intelectual y religiosa occidental desde la Edad Media hasta el siglo XX.

Como prueba, el antiguo código de Napoleón, vigente hasta 1992, castiga con “la multa prevista para las contravenciones de la 3ª clase a las gentes que ejercen el oficio de adivinar y pronosticar, o de explicar los ensueños”. Hasta el psicoanálisis, basado en parte sobre la interpretación de los sueños, podría ser considerado como ilegal en Francia antes de la aparición del nuevo código penal. Un médico que se interesara por los ensueños de sus pacientes podía ser investigado.

Extractos de "Revista Constancia"

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