13 de noviembre de 2019

Consejos de Familia (Quinta Sesión)

Consejos de Familia (Quinta Sesión)

por Allan Kardec.

(Quinta sesión)
Mis queridos niños, veo con satisfacción que empezáis a reflexionar sobre los avisos y consejos que os doy. Sé que para el desarrollo actual de vuestra inteligencia, son muchos sujetos de reflexión a la vez; pero debo aprovechar la ocasión que se presenta: en pocos días ese medio no estará ya a mi disposición, y había que impresionar vuestra imaginación de manera a sugeriros el deseo de continuar con vuestras sesiones, hasta que alguno de vosotros pudiese servir de sustituto al médium actual.

Espero que estas pocas sesiones, sobre las cuales os invito a meditar largamente, hayan bastado para despertar vuestra atención, y el deseo de profundizar aún más en este vasto sujeto de investigación. Tomad como regla la de nunca buscar satisfacer una vana curiosidad, sino la de instruiros y perfeccionaros. Es inútil el que os preocupéis de la diferencia existente entre lo que os enseñaré y lo que sabéis o creéis saber; cada vez que os sea dada una instrucción, preguntaros si es justa, y si da respuesta a las exigencias de la conciencia y de la equidad: cuando la respuesta sea afirmativa, no inquietaros por saber si concuerda con lo que se os ha dicho. ¡Que os importa eso! Lo importante, es lo justo, lo concienzudo y lo equitativo: todo lo que reúne esas condiciones es de Dios. Obedecer a una buena conciencia, no hacer más que cosas útiles, evitar todas aquellas que, sin ser malas, no tienen utilidad, es lo esencial.

Evitad de escandalizar, esto es valido también para vuestro perfeccionamiento: hay ciertas circunstancias donde la sola vista de vuestro cambio puede producir un mal efecto. Es así como, por ejemplo, la luz del día no alcanzaría de repente sin peligro los ojos de un hombre encerrado en un oscuro calabozo. Que vuestro progreso no sea librado a la investigación a no ser que vuestra sabiduría os lo aconseje. Perfeccionaros siempre; lo mostraréis únicamente cuando sea llegado el tiempo. Aquellos para quien escribo este consejo lo comprenderán, sin que tenga necesidad de ser más explicito; su conciencia se lo dirán.

¡Ánimo pues y perseverad! Son las únicas leyes del éxito.

Comentario: Este último consejo no es de aplicación general; el Espíritu ha tenido evidentemente una meta específica, tal como el mismo lo dice, de otra manera podríamos confundirnos sobre el sentido y el alcance de sus palabras.

Extractos de "Revista Espírita 1860", por Allan Kardec.

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