Vicios sociales
El Dios del Placer Subyuga al Joven y a la Joven con su Mágico Hechizo
por Sebastián de AraucoEn toda clase de vicios acontece lo mismo. El individuo que ha comenzado en
alguna de las modalidades viciosas, es asediado por desencarnados viciosos
que tratan de inducirlo al vicio; y esos seres viciosos desencarnados se valen
de todos los medios posibles para conseguir sus fines. Como están ociosos le siguen por todas partes para conocer sus puntos débiles. En el caso del bebedor, provocan con frecuencia disgustos en el hogar a fin de llevarlo a la bebida.
Pero esto no quiere decir que toda persona que tome un vaso de vino en las comidas vaya a caer víctima de esos obsesos. Recordad que, en todo, prima la ley de afinidad. Suele acontecer más frecuentemente en las personas de voluntad débil; pero no así en las de voluntad fuerte, capaces de resistir fácilmente las tentaciones. Mucho podríamos extendernos en este tema de los vicios sociales. Pero, recomendamos que, si no queréis caer víctimas de esos vicios repugnantes, si no queréis caer víctimas de esa clase de obsesos más repugnantes todavía, apartaos de las bebidas alcohólicas y de los lugares frecuentados por viciosos.
Tened presente que, cada vez que cedáis a los impulsos de un mal hábito, tales como el alcohol, tabaco, juego y otros, perderéis vuestra libertad, el don más preciado para el ser humano. Y si permitís que algún vicio os domine, os convertiréis en esclavos de ese vicio y con ello retrasaríais vuestra evolución.
Debido a que a nuestras conferencias asisten jóvenes y adolescentes, dado que en el momento actual una parte de la juventud y adolescencia está cayendo víctima de los estupefacientes, necesario es hacer algunas reflexiones sobre este tema.
Por desventura, existen ciertos individuos, irresponsables de baja ralea que, en su afán de lucro, no vacilan en valerse de medios ruines y criminales como son la propagación del uso de ciertas substancias o drogas alucinógenas que están penetrando ya hasta en los escolares. El camino de perdición es muy seductor para la juventud. Oye embelesadores cantos de sirena que embargan sus sentidos.
El dios del placer subyuga al joven y a la joven con su mágico hechizo, y le embriaga y extravía con los incentivos de placeres paradisíacos que excitan su imaginación. y solo un conocimiento de las consecuencias puede librarles de la caída, cuando circunstancias desafortunadas colocan ante él o ella, la oportunidad de “probar”. Y otros, ya mayorcitos, en su vida vacía ¡pobres criaturas! van buscando atolondradamente nuevos placeres, para caer en las garras del vicio o vicios degradantes y del dolor.
Extractos de "Revista Amor, Paz y Caridad".
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