Del estado de transición
por Allan Kardec.El alma, una vez desprendida de lo restos de sus envolturas corporales, se halla en un estado o normal de Espíritu: solamente entonces es cuando se presenta tal cual es: sus cualidades y sus defectos, sus imperfecciones, sus prejuicios, sus prevenciones, sus ideas mezquinas o ridículas, persisten sin modificación durante toda su vida errante, así sea de mil años: le hace falta atravesar una nueva instancia de la vida corporal para dejar en ella algunas de sus impurezas y elevarse algunos grados.
Nosotros hemos visto quien después de doscientos años de vida errante, conservaba las manías y pequeñeces que se le conocieron en vida, mientras que otros despliegan casi inmediatamente una gran superioridad.
A propósito del estado de transición se querrá saber, naturalmente, sí ese momento es doloroso. Nos limitaremos a decir, pues, que para el hombre de bien, para aquel que duerme en la paz de una conciencia tranquila, pura, y no teme ninguna mirada escrutadora, el despertar es siempre calmoso, dulce y apacible; para aquel cuya conciencia está cargada de remordimientos, para el hombre material que ha puesto todo su empeño en la satisfacción de su cuerpo, para aquel que ha hecho mal uso de los favores que la Providencia le concedió, es terrible.
Sí, estos Espíritus sufren en el instante en que abandonan la vida; sufren mucho, y su sufrimiento puede durar tanto como su vida errante. Este sufrimiento, aunque no es más que moral, no deja de ser punzante, porque no siempre le es dado ver el término, y sufren hasta que un rayo de esperanza viene a lucir ante sus ojos. Esta esperanza podemos hacerla nacer conversando con ellos. Buenas palabras, testimonios de simpatía, razonamientos alentadores, son para ellos un alivio, al que pueden cooperar los buenos Espíritus que llamamos en nuestra ayuda para secundar nuestras intenciones.
Un suicida evocado poco tiempo después de su muerte nos describe sus torturas. -¿Cuánto durarán?, le preguntamos. -No lo sé, y esto es lo que me desespera, nos contesto. Un Espíritu superior que estaba presente, dijo entonces espontaneo: “Durarán hasta el término natural de la vida que voluntariamente ha interrumpido.” - Gracias, dijo el otro, por lo que aquel que está allí acaba de decirme!
Conceptos Extractados de "Manual Práctico de las Manifestaciones Espíritas", por Allan Kardec.