Hace unos días me estaba cortando el pelo...
... y hablando con el barbero sobre un conocido nuestro que falleció recientemente. Una persona muy respetada en el barrio, él era médium y actuaba en el recetario mediúmnico, habiendo proporcionado alivío y cura a innumerables enfermos que lo buscaban para consultas en el centro que frecuentaba. Él era médico también y ejercía la profesión normalmente en su consultorio, que estaba abierto a todos, pudieran o no pagar las consultas, que incluso eran de valor accesible a la mayoría de las personas. Suministraba los medicamentos para los que lo necesitaban.
Su desencarnación ocurrió después de un doloroso proceso de lucha contra el cáncer - enfermedad posiblemente ligada al hecho de haber fumado en la juventud - proceso por el cual pasó con la mayor resignación. Una persona muy buena, pero de genio fuerte, nunca demostró impaciencia con la enfermedad o revuelta con la situación que gradualmente le llevó a disminuir el ritmo de su trabajo hasta que fue obligado a parar ya en los últimos días de su estancia en este mundo.
La conversación corría justamente por ese punto, por su lucha contra el cáncer, cuando el barbero que me atendía -de formación católica pero con simpatía por el Espiritismo- se salió con una frase que me dejó pensativo: "Coito, todavía bien que él era espírita, los espíritas aguantan mejor estos sufrimientos ".
Realmente no tengo como afirmar categóricamente que la frase es verdadera, sería necesaria una vasta investigación entre espíritas y no espíritas, que pasan por situaciones difíciles como la descrita, para basar tal conclusión. Pero en un primer análisis, más subjetivo, es bastante razonable y parece corresponder a las observaciones del día a día. La experiencia cotidiana parece mostrar que el sufrimiento tiene un componente psicológico muy fuerte, que es mayor o menor en relación al modo en que la persona que pasa por él encara la vida. La percepción de que estamos en un proceso de aprendizaje, del cual la estancia en este mundo material es sólo una etapa muy corta, cambia razonablemente la relación entre el enfermo y la enfermedad. Y cambia aún más cuando sabemos lo que nos espera del otro lado de la sepultura,
Pero, independientemente de que la frase sea más o menos verdadera, hay otra cuestión interesante en la reflexión del barbero que me atendía. En esencia él dejó ver que la admiración que tiene por la Doctrina es causada por el efecto que ella tiene en la vida de sus adeptos. La vida de nuestro amigo médico, que actuaba como mensajero del más alto, se transformó en el propio mensaje.
Así, pensando posteriormente en la frase, no pude dejar de sonreír ante la simple constatación de que por más que hablemos, que escribimos, que divulguemos el Espiritismo por todos los medios de comunicación existentes, será siempre en la forma como aplicamos el Espiritismo en nuestra vivencia cotidiana que pasaremos realmente a nuestros conocidos el mensaje que queremos transmitir.
Extractado del Blog O Blog dos Espíritas.