La Libertad fue un valor en toda la obra de Kardec
El nombre es en cierto sentido la propia cosa; dar nombre a las cosas es conocerlas y apropiarse de ellas; la denominación es el acto de la posesión espiritual. (Miguel de Unamuno)
No es de hoy que los investigadores y los productores del espiritismo están preocupados por las enormes distorsiones del desarrollo a la que fue sometido. En el caso de que se trate de una "ciencia que trata de la naturaleza, origen y destino del espíritu y de sus relaciones con el mundo material" (Definición de Allan Kardec en "Lo que es el Espiritismo"), el espiritismo se llamó a sí, para ocuparse de él como una realidad científicamente observable y comprobable, el fenómeno del espíritu, sus manifestaciones y consecuencias.
Hacer ciencia, a diferencia de practicar una religión, exige, por encima de todo, libertad de pensamiento y de acción, distanciamiento de dogmas y prejuicios de cualquier tipo. Por eso mismo, la libertad fue un valor destacado y prestigioso en toda la obra de Kardec. Como tantas veces afirmó, el espiritismo no sería un sistema cerrado de fe, sino un campo abierto a la investigación que, sin embargo, en ningún momento, podría distanciarse de la ética, del sentido común y de la razón, consubstanciados en la ley natural.
Extractado del Blog Opiniones.