El Papel de los Genes
por Nubor Orlando FacureLa “filosofía” de los dichos populares ha hecho prejuzgamientos curiosos para interpretar la naturaleza humana, considerando su sumisión, tanto a los factores hereditarios como al poder de transformación del ambiente. Todos nosotros ya escuchamos decir que “hijo pez, pececito es”; “palo que nace torcido muere torcido”. El sentido común puede aceptar esas afirmaciones como verdaderas, aunque experimentos en el campo de la genética y de la psicología comportamental, hayan revelado contradicciones interesantes.
El estudio de los genes y de como ellos se mezclan para transmitir herencias tuvieron inicio con los famosos experimentos de Gregor Mendel combinando guisantes. Cuando sus estudios fueron descubiertos por Hugo de Vries, estudioso de la hereditariedad, él también propuso la existencia de una unidad de transmisión genética que denominó de “pan gene”.
Más tarde, Thomas Hunt Morgan, profundizó en los detalles de la transmisión de los genes estudiando talentosamente la “mosca de las frutas” (Drosofila). A partir de ahí, la Ciencia humana, pasó a disponer de recursos tecnológicos para manipular los genes mutantes, capacitándose para crear nuevas variantes para viejas especies.
El mayor descubrimiento se debe a Crick y Watson que en 1953 describieron la doble hélice del DNA en el interior de los núcleos de las células. El gen pasó a ser identificado como un fragmento de letras de esa gigantesca cadena de aminoácidos. Y, finalmente, con la cooperación internacional, el material genético del ser humano (33000 genes) fue totalmente descodificado en el proyecto Genoma de 2003.
La cartografía del ADN nos permitió la identificación de la paternidad que se imaginaba protegida por el anonimato. Enfermedades genéticas pasaron a recibir números de código específico. La masculinidad fue relacionada con el SRY, el gen que programa el testículo. Al mismo tiempo de promesas de cura y rejuvenecimiento con las “células madre”.
El gen es el mecanismo que nos “predispone” a más o menos inteligencia, actitud deportiva, comportamiento viril, baja estatura u obesidad, cuando los aplicamos en el ambiente adecuado. Crean condiciones para afirmarnos sobre un ambiente propicio. Escoger entre música o matemáticas tiene predisposiciones genéticas. Casarse o divorciarse también. Y todos nosotros sabemos cómo esas decisiones influyen en nuestras vidas y cambian el ambiente donde viviremos.
Extractado del Blog Córdoba Espírita.