Nuestros Familiares Fallecidos
por Marina SilvaEs muy reconfortante la certeza de que el amor permanece igual, aunque estemos separados por una barrera física. Se debe a que estamos seguros de que ellos pueden comunicarse con nosotros mediante el pensamiento, durante el sueño; que pueden estar a nuestro lado en este momento, tocándonos la frente o besándonos la mejilla. Podremos sentirlo mientras no estemos concentrados en nuestro dolor. Cuando pensamos en ellos con amor nos es posible atraerlos hacia nosotros. Y no es necesario que vayamos al cementerio, pues ellos no están allí.
Cuanto más reflexionamos sobre la muerte, más percibimos que educarnos para la muerte es educarnos para la vida. Maria Júlia Kovács, del Instituto de Psicología de la Universidad de São Paulo, BrasilP plantea que se discuta el tema en los colegios, en los hospitales, en los geriátricos y en los hogares; asimismo, que los profesionales de la educación se preparen para orientar a sus alumnos en las situaciones de pérdida de algún familiar o amigo, de modo que encaren la posibilidad de su propia muerte; y que los profesionales de la salud sepan cómo asistir a sus pacientes terminales y a las personas mayores, a fin de que enfrenten la muerte con más tranquilidad, sin traumas, como un proceso natural en la vida de los seres vivos.
José Barros de Oliveira, de la Universidad de Porto, en Portugal, dice que enseñar el arte de morirse bien o de educar para morirse bien, es educar para vivir bien. Agrega, asimismo, que si la muerte forma parte de la vida, el tema debe formar parte del contenido de una educación integral de la persona humana y de su destino; no puede continuar ausente de los ámbitos educativos, como tampoco de la familia ni de la escuela. Conocer los mecanismos involucrados en el proceso de la muerte, tener la certeza de la supervivencia del alma, de que volveremos a encontrar a nuestros seres queridos, saber lo que nos espera más allá de la tumba, es una manera de educarnos para la vida.
Sabremos que debido a la Ley de Acción y Reacción somos nosotros mismos quienes programamos nuestras vidas, tanto en el cuerpo físico como en el ámbito espiritual. Si tratamos de proceder correctamente durante la vida, regresaremos en buenas condiciones a nuestra vida de Espíritus, y experimentaremos reencarnaciones menos dolorosas que nos permitirán evolucionar más rápidamente.
Extractado de la Revista La Idea - Centro Espírita Argentino.