Las Religiones Habían Alimentado el Pensamiento Materialista
por Juan Antonio DuranteGracias a la ciencia, el Universo se nos presentaba con su mecanismo debidamente estudiado. Ya no era presidido por la voluntad arbitraria de Dios; ya no habían milagros; ya no era el Dios tronante quien preparaba los truenos; los cataclismos ya no representaba la cólera divina, ni la necesidad de oblatas e inmolaciones; ya nuestros destinos, los hechos naturales y la actividad cósmica no dependían de los deseos o caprichos inexplicables del Omnipotente.
Todo pasaba al imperio formidable de la ley, investigando se llega a las causas y se descubren los efectos. Se verifica porqué los astros se movían; se indagaba en la génesis de las enfermedades; se investigaba el origen de los movimientos telúricos...
Los descubrimientos mostraban el creciente valor de la materia, en la proporción de que iban huyendo los investigadores del Espíritu. Es que no lo veían en el cuerpos los atomistas; no lo percibían los biólogos; no lo explicaban los filósofos. Y la psicología, de la cual todos se esperaban, mancomunada con las demás disciplinas, entraba a vislumbrar en las acciones psíquicas las influencias somáticas. Era el completo desbaratar de las religiones, impotentes ante el avance del progreso material, sin fuerza moral delante de la propia ruina por sus realizaciones inmortales.
Es que las religiones habían alimentado el pensamiento materialista en el hombre, frente a la manipulación de la idea espiritualista, negando con los hechos lo que la prédica clerical afirmaba... Y todo un desfile de sucesos sangrientos que mancillaron a la historia y al cristianismo cobraba forma patética de lo que representaban esas religiones...
Descubrir cualquier cosa que, implícita o explícitamente, entrase en desacuerdos con la Sagrada Escritura, o sea con la palabra de Dios, que nadie sabía quién lo oyó o como nos la habían transmitido, era tener por cierta la cremación en la plaza pública, para escarmiento para los herejes.
No obstante, la Divinidad está atenta al desarrollo intelecto- moral del hombre y una vez más, acude en su auxilio, pues había llegado el momento preciso en que era necesario llamar la atención de este mundo para los misterios del otro.
Extractado del Blog El Espírita Albaceteño
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