29 de julio de 2019

Dios


Dios

por Médium A. S. E  psicografíando a su madre

¡Cuán grande es el significado de esta sublime palabra ¡Cuan pequeña vuestra inteligencia para comprenderla, e impotente vuestro lenguaje para explicarla! Es tal su extensión es tan grande su magnitud como pequeña mi individualidad. Imposible es de todo punto conocer al Todopoderoso envuelto en vuestra capa material; sin embargo, dado es al hombre presentir la Soberana causa cuya existencia conoce por intuición.

Para esto, basta observar la naturaleza y discurrir acerca de su autor. Todavía no le conocéis, bien lo sé, pero al menos os habréis formado una ligera idea acerca de su poder, de su sabiduría, de su bondad. «La naturaleza es Dios,» esto dicen los materialistas y vosotros en unión con los espiritualistas les combatís enérgicamente, sin reparar que al expresarse así aquellos pensadores, solo se separan de vosotros en la forma, en el fondo no. «Dios es la naturaleza.» Esto dicen y hasta cierto punto no hacen otra cosa que expresar por medio de una sublime metonimia su parecer acerca de Dios, puesto que toman al autor por su obra, al efecto por la causa. ¿No decís vulgarmente yo leo a Sócrates (es decir, a sus obras.)

No decís en un arranque de vuestro amor a la persona que os lo inspira, eres mi bien, mi felicidad, mi dicha; es decir, la causa de ella? Pues entonces, qué extrañáis, en los materialistas al decir Dios es la naturaleza? Sabedlo de una vez, estos hombres están más cerca de vuestra doctrina, que los fanáticos católicos. Los primeros expresan su idea en lenguaje figurado por medio de un incomparable tropo, mientras que los segundos, imbuidos en su ya carcomido fanatismo, pretenden individualizar a la primera causa origen de toda bondad y justicia; quieren humanizar a la Suprema Sabiduría sin límites, y para ello dicen que Dios es un Señor, bueno, sabio, justo, poderoso, etc. Falso, y mil veces falso.

Dios no es bueno, Dios no es sabio. Dios no es justo, no es poderoso, Dios es la bondad, la sabiduría, la justicia, el poder, la misericordia; en una palabra, es la suma infinita de todas las perfecciones y único en toda la creación. ¡Y vosotros, fanáticos de todas las sectas, a cuya cabeza pretende aparecer el ridículo catolicismo; vosotros, inicuos defensores del error; vosotros, crueles partidarios del suplicio, héroes de la Santa inquisición, perversos de vuestros propios corazones, sabéis que mentís y os complacéis en continuar como hasta aquí! ¡Cuándo será el día en que la oscuridad desaparezca ante la luz, cuándo la mentira será humillada a los pies de la verdad! Pensadlo bien, ved hacia donde caminamos, observad que si un día fuisteis por el digno sendero del progreso, hoy os encontráis separados considerablemente; uníos a él, os lo advierto por vuestro bien. Algún día me daréis las gracias. El tiempo, ese testigo constante de la humanidad, ese extenso campo de la vida, esa será vuestra tabla de salvación, él os conducirá a la tierra de la verdad, él también se encargará de destruir la mala yerba para que el sembrado de la humanidad, produzca más y mejores frutos.

Extractos de "Revista La Revelación Año 1872", por Allan Kardec.


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