Concepción del Ser Humano en Egipto
La pregunta que el ser humano siempre ha formulado está vinculada a su propio misterio: ¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy? Cuando los sofistas griegos decían que «el hombre es la medida de todas las cosas», decían una verdad «para el ser humano», que es quien hace la pregunta.
Los filósofos han querido encontrar en el ser humano un rasgo definitivo que le identifique: el pensamiento, la razón, la contrariedad en que vive sumergido, la conciencia de eternidad, su identificación con el misterio que llamó Dios, el lenguaje, su libertad de elegir, su discernimiento, sus risas y lágrimas, su voluntad de ser, su imaginación, el dominio del fuego, su capacidad de hacer historia, su creatividad artística, etc. Cada filósofo eligió un rasgo característico y lo creyó determinante.
La perspectiva de las antiguas civilizaciones fue distinta. Ellos no especulan sobre la naturaleza del ser humano, exponen lo que sobre ella conocen a través de símbolos: geométricos, como la cruz; naturales, como el fuego; enigmas, como la pregunta de la esfinge. La ventaja de los símbolos es que presentan el conocimiento de forma sintética, no discursiva. Hablan a la intuición y cada uno obtiene un mensaje. Su enseñanza se fija en la memoria, vive en la imaginación con vida propia y se convierte, desde su propio mundo, en semilla de futuros conocimientos.
H. P. Blavatsky habla de la diferencia entre misterios mayores y menores, explicando que en los menores el discípulo percibe la realidad a través de un «velo». Este velo es el ser humano como símbolo, como medida de todas las cosas. En los mayores, nos encontramos con los epoptai, los que contemplan la realidad sin velos.
Los egipcios expresaron en símbolos sus conocimientos. Siguiendo las claves de los misterios, patrimonio común de los iniciados de todas las épocas, un mismo símbolo puede ser usado para referirse a una verdad metafísica, teogónica, astronómica, matemática, moral, espiritual o fisiológica. Siete son las puertas para acceder a lo real, los velos que encubren y a la vez difunden su esplendor. Vamos a referirnos a símbolos del ser humano, entendiendo que estos símbolos, utilizados en otras claves, nos aportan otros significados.
Diversos filósofos, como Nilakantha Sri Ram, afirman que el ser humano es una intersección de distintas líneas evolutivas. Su unidad devendría del impacto de distintos seres de naturalezas diversas. Está hecho de lo uno y de lo otro, como diría Platón, sin que pueda prescindir de nada mientras sea humano.
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