La Extinción de la Vida
La Insistencia del Hombre en la Negación de su Propia Inmortalidad
por Herculano Pires.La insistencia del hombre en la negación de su propia inmortalidad no ocurre, como generalmente se piensa, de las dificultades para probarla científicamente, ni de la visión caótica del mundo en que se pierden los espíritus escépticos, que viven como aturdidos entre las certezas e incertidumbres del conocimiento humano. Ocurre apenas del sentimiento de fragilidad humana, considerado tan importante por los existencialistas.
El instinto de muerte de la tesis freudiana, en un mundo en que todo muere, nada permanece, como señalaba Protágoras desolado, supera y aplasta en la sensibilidad humana el instinto de vida, las ansias existenciales generalmente confundidas con el elam vital de Bergson. Sintiéndose frustrado y desolado ante la fatalidad irremovíble de la muerte, y llevado a la desesperación ante la irracionalidad de las proposiciones religiosas, el hombre ve secarse sus esperanzas en el invierno único e irremisible de la vida material.
Su impotencia se revela como absoluta, apagando en su espíritu las esperanzas y la confianza en la vida que le sustentaban en la mocedad. La vida se extingue en sí misma y a sus ojos por todas partes, en todos los reinos de la Naturaleza, y ninguno jamás ha conseguido impedir el flujo arrasador del tiempo, que lleva arrastrando las cosas y los seres, envejeciéndolos y desgastándolos, por grandes, más fuertes y brillantes que puedan parecer. El paso inexorable de los años marca minuto a minuto, con una seguridad fatal y una puntualidad exasperante, el fin inevitable de todas las cosas y todos los seres.
Extractos del Libro "Educación para la Muerte", por Herculano Pires.
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