¿Por qué Soñamos?
Un Poco de Historia con Referencia al Sueño
por Catherine GouttièreEl sueño forma parte de las funciones vitales del organismo como la respiración o la digestión. Por término medio pasamos ocho horas al día durmiendo, lo cual, respecto al conjunto de una vida, representa alrededor de veinticinco años. El sueño es pues un fenómeno fisiológico indispensable al organismo, a la vez para regenerarse y desintoxicarse tanto mental como físicamente. Nadie escapa, ni siquiera los que pretenden prescindir de él. Esta necesidad de sueño responde a una ley cíclica más o menos respetada por nuestro estilo de vida. Una vez terminado el día, cuando cae la noche y se ha cenado bien y se termina la película de la noche, el cerebro estimula la liberación de una hormona llamada melatonina que lo enciende en modo sueño.
El hombre moderno tiene un conocimiento muy limitado del sueño. Su estudio ha estado prohibido por la Iglesia católica desde el siglo IV, junto con todas las prácticas mágica paganas. Por mil quinientos años, la conciencia occidental sería separada del inconsciente. Fue preciso esperar a Freud y Jung para que los sueños fueran estudiados nuevamente.
Otras culturas distintas a la nuestra daban, o dan todavía, una gran importancia al sueño. En las sociedades primitivas, el sueño juega un papel importante en las tradiciones, las costumbres y también en la vida diaria. Sobre todo los pueblos africanos creen que el sueño es premonitorio. Ofrecen sacrificios para que los buenos sueños se realicen o para que los malos no se cumplan. En las tribus amerindias, el adolescente descubre en sueños su identidad y su destino personal, con frecuencia a causa de ritos y pruebas iniciáticas. Igualmente, la vida del grupo es dirigida por los sueños, y a menudo el día comienza por el relato de los de la noche que termina. Los sueños ayudan así a la tribu para la caza, la medicina y la guerra.
Las antiguas civilizaciones y la medicina antigua, egipcia, griega y romana, prestaban una atención muy grande al sueño. Este fue el origen de numerosas creencias y estuvo estrechamente vinculado a la vida de las ciudades. Todas estas civilizaciones construyeron “templos de incubación” donde se iba a dormir y hacer interpretar sus sueños. Por ejemplo, se buscaba allí la explicación de ciertas enfermedades.
Extractos de "Revista Constancia"
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