Una Nueva Orientación de mi Espíritu 2/3
por Cosme MariñoLa adquisición más fundamental que hemos hecho con las creencias que sustentábamos, ha sido la convicción de que el objeto de la vida, tal como hasta ahora se lo ha considerado, es a todas luces falso; que las orientaciones, creencias y métodos empleados para cumplirlas debidamente, lo único que ha logrado es mantener nuestra ignorancia y hacernos desgraciados, a tal punto que, ha habido un momento, momento que desgraciadamente se ha hecho carne en algunos hombres pensadores, en que se ha llegado a creer que este mundo está mal hecho; que sus instituciones, sus anhelos, sus creencias, constituyen un absurdo;supuesto que todo es mentira, injusticia y egoísmo.
Los pesimistas, siguiendo a Schopenhauer, abundan en todas partes; es notorio que este pesimismo desolador, mata todos los entusiasmos, todos los anhelos generosos y coloca a muchos un arma en sus manos para librarse de una existencia tan inexplicable como absurda e injusta, y a otros más tímidos, los desorienta e inutiliza para el cumplimiento de los más fáciles deberes.
Y todo esto proviene del desconocimiento casi absoluto de las muchedumbres, del verdadero objeto y fin que el Hacedor se propone al concedernos estas existencias terrenales.
Estudiando el espiritismo, creo haber encontrado la clave, resolviendo estos tres graves problemas: Qué es lo que somos? De dónde venimos? Hacia dónde vamos?....
Resueltos estos tres grandes problemas, con el criterio filosófico y científico del espiritismo, se pisa ya el terreno que tiene fatalmente que conducirnos a un rápido perfeccionamiento de nuestro sentido moral e intelectual, y desarrollados estos sentidos, que dan despejadas las incógnitas más aterradoras y mortificantes que limitan las percepciones espirituales del hombre; las dudas se sustituyen por una realidad que, si bien es relativa, basta para iniciar una segura orientación; el pasado, el presente y el porvenir forman los eslabones que unen nuestra actuación anterior con la presente y la que naturalmente vendrá dado el supuesto de que somos inmortales y las existencias terrestres representan etapas.
Misiones con sus correspondientes intermitencias y descanso y estudio para volver a seguir la marcha interrumpida, con mayores seguridades y mejores probabilidades de éxito, porque la experiencia que vamos adquiriendo en cada existencia interrumpida por la muerte, no se pierde jamás, y por lo tanto, el hombre cuando ha llegado al ocaso de su vida, avasallado por los errores cometidos, por las debilidades del carácter que tanto le han hecho sufrir, no pueden exclamar como lo hace ahora: de qué me sirve la experiencia adquirida ya que no puedo empezar de nuevo la existencia?
"Memorias de un hombre mediocre" Libro 11 - Capítulo Vil (Fragmento)
Extractos de "Revista La Idea" - Centro Espírita Argentino.
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