29 de noviembre de 2019

Morir no Siempre Significa Liberarse

Morir y Liberarse

Morir no Siempre Significa Liberarse

por Merchita del libro “En las Fronteras de la Locura” Divaldo Pereira Franco

Cuando más violentos y vulgares son los comportamientos humanos, los hombres se convierten en presas más fáciles, sometidos a sus verdugos desencarnados. Los hacen sufrir penosas exigencias, alimentándoles las fuerzas, mediante las densas emanaciones mentales y exteriorizaciones fluídicas, en las cuales ellos se saturan, formando grupos de asedio en amplia subyugación de reparación improbable. Les explotan las energías los Espíritus que, a su vez, pasan a depender de las victimas en infeliz parasitosis desequilibrada.

No hay muertes iguales, teniendo en cuenta las conquistas de cada persona, los requisitos espirituales que a cada cual tipifican, los apegos o no a la materia, las fijaciones y juegos de intereses, las dependencias fisicas y mentales, la desencarnación varia de un hombre a otro, el cual experimenta, a su debido tiempo, la perturbación correspondiente, al estado intimo en que se sitúa.
Morir no siempre significa liberarse. La muerte es orgánica, pero la liberación es de naturaleza espiritual.

Esa turbación espiritual puede demorarse breves minutos, en los Espíritus nobles, como consecuencia de la gran cirugía y hasta siglos, en los más embrutecidos que nos dan cuenta de lo que sucede….
En las desencarnaciones violentas, el periodo e intensidad del desajuste espiritual corresponde a la responsabilidad que rodeó el proceso fatal.

En los accidentes de los que no se tiene verdadera culpa, una vez pasado el brusco choque, siempre dura el periodo de perturbación al que ocurre en condiciones de carencia moral, cuando la persona pasa a ser considerada en la condición de suicida indirecto.

Lo mismo sucede en los casos de homicidio, en que la culpa sea o no de quien perece, responde por los efectos en aflicciones que continúa experimentando.

Los suicidas, por la gravedad del gesto de rebeldía contra los códigos divinos, se lastiman y sufren muchos años la desdicha, que enfrentan, en estado lamentable y complicado, el problema del que pretenden huir, sufriendo la persecución de crueles adversarios que reencuentran más allá de la tumba, que los someten a cruciales procesos de sufrimientos en dolores morales y físicos, frente a la destrucción del organismo que fuera preparado para un periodo más largo en la Tierra…

Tomado del Blog "El Espírita Albaceteño"

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