Morir y Liberarse
Muertes Violentas por Accidentes
por Merchita del libro “En las Fronteras de la Locura” Divaldo Pereira FrancoEn las muertes violentas, las lamentaciones y los improperios por la falta de fe religiosa, a la par de la angustia dolorosa y la rebeldía, promueven escenas que al espíritu del fallecido, le produce desconsuelo, porque al atravesar momentos de alta sensibilidad psíquica, automática vinculación con el cuerpo sin vida y la familia, se transforma en una lluvia de centellas ardientes, que le alcanzan, hiriéndolo y dándole la sensación de ácidos que lo corroen por dentro.
Al ser llamado y no poder comunicarse, experimenta dolores que lo hieren, además de la desesperación moral que lo domina.
La misericordia divina lo adormece en los primeros periodos para tratar de ponerlo a reposar, lo que difícilmente consigue por las exageradas lamentaciones de los familiares. Cuando logra hacerlo, al no haber sabido valorar los tesoros de la vida con la consiguiente preparación para el viaje inevitable, se siente confundido por el choque de la desencarnación y se agita en angustiosas pesadillas, que son la liberación de imágenes perturbadoras de las zonas profundas del inconsciente…
Para que se pueda completar una reencarnación desde el principio de la fecundación, transcurren años que se extienden hasta la primera infancia. Es natural que la desencarnación necesite de tiempo suficiente para que el espíritu se desprenda de los fluidos más groseros, en los cuales estuvo sumergido…
La violencia en la forma como ocurre en un accidente, mata solamente el cuerpo físico, sin que ellos signifiquen la liberación del ser espiritual.
Las enfermedades de larga duración, soportadas con resignación, Ayudan a liberar al espíritu de la materia, teniendo el espíritu tiempo para pensar en las legitimas realidades de la vida., despegarse de las personas, pasiones y cosas, pensar con más propiedad en lo que le aguarda más allá del cuerpo, movilizar el pensamiento en círculos de aspiraciones superiores.
Al evocar a los familiares que ya partieron, se vincula a ellos por los delicados hilos de los recuerdos, recibe de los mismos la inspiración y ayuda al desprendimiento del organismo fisiológico.
Los dolores morales bien aceptados proveen aspiraciones y ansias de paz en otras dimensiones, desenvolviendo las fuerzas constrictoras que lo atan al mundo de las formas.
El conocimiento de los objetivos de la reencarnación y el comportamiento correcto en el ejercicio de las funciones fisicas contribuyen también, al desprendimiento en el fenómeno de la muerte.
Con esas acciones no se pretende transformar la vida, en un sufrir sin esperanzas, en una renunciación sin limites, lejos de la alegría y de la paz.
Debemos entrenarnos para enfrentar el instante de la muerte que inevitablemente nos llegará.
El Espíritu en el Más Allá, es el conjunto de sus experiencias vividas.
Nadie puede desperdiciar los dones de Dios y permanecer libre de la reparación.
Tomado del Blog "El Espírita Albaceteño"
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