14 de diciembre de 2019

Nacimiento del reino vegetal

Evolución y Cuerpo Espiritual

Nacimiento del reino vegetal


Aparecen los virus y, con ellos, surge el campo principal de la existencia integrado por nucleoproteínas y globulinas, ofreciendo un clima adecuado a los principios inteligentes o mónadas fundamentales, que se destacan de la sustancia viva como centros microscópicos de fuerza positiva, estimulando la división cariocínésica.

Se evidencian, desde entonces, las bacterias rudimentarias, cuyas especies se perdieron en los orígenes profundos de la evolución, generando los minerales en la construcción del suelo, dividiéndose por categorías y grupos numerosos y plasmando, por reproducción asexuada, las células primitivas que serían las responsables de la eclosión del reino vegetal en su inicio.
Milenios y milenios se suceden y pasan...

Formación de las algas
Sustentado por los recursos de la vida que en la bacteria y en la célula se constituyen del líquido protoplasmático, el principio inteligente se nutre ahora con la clorofila, que revela un átomo de magnesio en cada molécula, precediendo a la constitución de la sangre, de que se alimentará en el reino animal.

El tiempo actúa sin prisa en su lento transcurrir en la cuna de la humanidad, y entonces aparecen las algas acuáticas, casi invisibles, con sus colas sinuosas desplazándose sobre las aguas, revestidas con membranas celulósicas y manteniéndose a costa de residuos minerales, siendo dotadas de una extrema motilidad y sensibilidad, como formas monocelulares en que la mónada ya evolucionada se eleva hacia un plano superior.

No obstante, son aún plantas que hasta hoy persisten en la Tierra como filtros de evolución primaria de los principios inteligentes en constante expansión, pero plantas superevolucionadas en los dominios de la sensación y del instinto embrionario, conservando el magnesio de la clorofila como testimonio de la especie.

Sucediéndolas por orden, emergen las algas verdes de constitución pluricelular, con nuevo núcleo e inaugurando la reproducción sexuada y estableciendo vigorosos combates provocadores de la muerte a través de ellos, así como metamorfosis incesantes que perdurarán, en el decurso de las eras, generando así la edificación de las nuevas formas del porvenir.

Extractos del Libro "Evolución en dos mundos", por André Luiz-Chico Xavier

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