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Por: Oscar M. García RodríguezOtros mundos, otras realidades o planos de existencia, han venido conviviendo permanentemente con el género humano e influyéndose recíprocamente. Pero, evidentemente, cuando en el pasado de forma espontánea se producían tales interconexiones entre nuestra cotidiana realidad y esos otros diferentes planos, dichas experiencias no eran bien interpretadas por el hombre en aquellas etapas infantiles, por lo que el vacío de la ignorancia precisó ser rellenado mediante la creencia, la fábula y el mito, es decir, mediante el pensamiento mágico y/o supersticioso.
Evolucionar implica, entre otras cosas, substituir la creencia y la fe por la evidencia y la comprensión, en otras palabras, por la CONCIENCIA. En este sentido, el descubrimiento y la exploración de esos otros planos, de esos otros mundos, parece estar interconectado, a semejanza de vasos comunicantes, con el descubrimiento de sus manifestaciones en el interior del ser humano; de ahí que pensemos que el CONTACTO con esas otras realidades que es un signo de nuestros tiempos, sea también un acontecimiento de hondo significado evolutivo que no escapa a las previsiones del Plan Cósmico, un acontecimiento natural, necesario e ineludible.
Debemos recordar que entre el plano donde de forma natural y plena se manifiesta el espíritu y el plano terrestre, hay una serie de estadios intermedios compuestos de energías y materias consonantes con ellos, por lo que nuestro ser esencial, nuestro espíritu, no puede manifestarse en el mundo físico de manera directa dando un salto sobre el vacío, como si dijésemos, sorteando esos niveles intermedios. Por el contrario, tiene que irse construyendo distintos cuerpos de forma secuencial hasta llegar al físico, donde toma finalmente una vestimenta de naturaleza carnal. Es a través de estas vías que el ser humano puede relacionarse con diferentes planos existenciales y que entidades de dichos planos se puedan relacionar con los humanos.
En cualquier caso el ser humano, como todo en la naturaleza, está sujeto a la ley de evolución, es como una flor encerrada en su capullo que a lo largo del tiempo ha ido activando lo que conocemos como facultades psíquicas, mediumnidades, etc.
Es notorio que en la actual humanidad son ya muy escasos los individuos que no den muestras de poseer facultades psíquicas en diversos grados. En este caso el progreso se expresa en la amplitud de dichas facultades y, sobre todo, en el control consciente que de manera gradual se va alcanzando sobre ellas, porque lo que caracteriza esencialmente al reino humano en la CONCIENCIA, como dijimos, la que debe presidir todas sus expresiones, al menos ese es nuestro destino.
Extractado del Blog Grupo Espírita de La Palma.