Cualidades de los Fluidos
El Pensamiento del Espíritu Encarnado Actúa sobre los Fluidos Espirituales
por Allan Kardec.Como los hombres son espíritus encarnados poseen, en parte, los atributos de la vida espiritual, ya que viven en los dos planos, fundamentalmente durante el sueño y a veces también en el estado de vigilia. Cuando un espíritu encarna conserva las cualidades que le son propias, pues, como se sabe, el periespíritu no está circunscrito por el cuerpo, sino que emite rayos a su alrededor y lo circunda de una atmósfera fluídica. Por su unión íntima con el cuerpo, el periespíritu juega un papel preponderante en el organismo: gracias a su expansión, relaciona al espíritu en forma más directa con los espíritus libres y también con los espíritus encarnados.
El pensamiento del espíritu encarnado actúa sobre los fluidos espirituales como el pensamiento de los espíritus desencarnados. Se transmite de espíritu a espíritu por la misma vía y, según sea bueno o malo, sanea o corrompe los fluidos circundantes. Si los fluidos ambientes sufren modificaciones ante la proyección de los pensamientos del espíritu, su envoltura periespiritual, que es parte constitutiva de su ser y que recibe en forma directa y permanente la impresión de sus pensamientos, debe llevar en ella, en mayor medida aún, sus cualidades buenas o malas.
Los fluidos viciados por los efluvios de los malos espíritus pueden depurarse por el alejamiento de éstos, pero sus periespíritus no cambiarán, hasta tanto el espíritu no se modifique. Siendo el periespíritu de los encarnados de naturaleza idéntica a la de los fluidos espirituales, él los asimila con facilidad, como una esponja se empapa de líquido. Tales fluidos ejercen una acción directa sobre el periespíritu, sobre todo porque al expandirse y proyectarse el periespíritu se confunde con los fluidos. Estos fluidos actúan sobre el periespíritu y éste sobre el organismo material con el cual se halla en contacto molecular. Si los efluvios son de naturaleza buena, el cuerpo recibirá una impresión saludable; si son malos, la sensación será desagradable.
Si los malos son permanentes y enérgicos, podrán ocasionar desórdenes físicos: ciertas enfermedades no tienen otro origen. Los ambientes donde abundan los malos espíritus se encuentran impregnados por los malos fluidos que se absorben por todos los poros -digamos- del periespíritu, tal como el cuerpo absorbe los miasmas pestilenciales.
Extractos del Libro "El Génesis", por Allan Kardec.
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