Un Caso Más de Chico Xavier
“Es un privilegio vivir en el siglo XX. Como siempre, dentro de los planes establecidos por el Padre para el progreso de la Humanidad, recibimos grandes Espíritus, grandes almas, en todos los campos del conocimiento, del sentimiento, de la belleza. ¡Siglo de Einstein, de Schweitzer, de Ghandi, de la Madre Teresa de Calcuta! Siglo de la Informática, de la Física Cuántica, de la Microbiología, de los viajes interplanetarios, de la fotografía Kyrlian, de los transplantes...La nueva era está ahí, frente a nosotros. Y fueron los hombres, los enviados de Jesús, que abrieron las vías, prepararon el camino y aún gritaron: ¡Adelante!
En Brasil, Chico Xavier es uno de esos mensajeros de la nueva era. Nacido el día 2 de abril de 1910, se transformó en una luz tan clara y límpida, que sus admiradores no se limitan al Movimiento Espírita. Todas las referencias con respecto a Chico son respetuosas, cuando han sido hechas por personas que no estén envenenadas por el obscurantismo.
(... .) Observo al Chico anciano. Lo recuerdo hace más de treinta años. En aquella época, en Uberaba, entré la fila para recibir su autógrafo. La multitud serpenteaba por las calles de barro bermejo. Hacía frío y yo meditaba sobre los misterios de aquel hombre tan educado. Cuando llegó mi turno, no pude decir nada, pues la voz se me trancó en la garganta. Extendí las manos.
Había en ellas un libro y un paquete con una torta. El libro era para recibir el autógrafo. La torta había sido hecha por mi esposa, como regalo para Chico. Él sonrió, y mientras escribía algunas ligeras palabras, dijo con su voz dulce: “–Quedo muy agradecido por la torta y por la gentileza de Doña Aurinha.”
Dijo eso y sonrió, cándidamente, como está escrito en su propio nombre. Yo ni pestañeé. Salí por la puerta del Centro, respirando profundamente el aire frío de la madrugada. Sólo después, mucho después, me di cuenta de que sería difícil a Chico adivinar que el paquete contenía una torta pequeñita. Pero más difícil aún era explicar como acertó el nombre cariñoso por el que llamábamos a nuestra esposa, puesto que aquella era la primera vez que nos veíamos. Pero, ahí ya era muy tarde, pues ya estábamos en el camino, de regreso a casa, deslumbrados por su mediumnidad.
(....) ¿Qué es más luminoso en el Siglo XX—el médium Chico Xavier o el hombre Chico Xavier? Conversando con un amigo sobre eso, él nos dijo que Chico sólo es el médium que es porque es el hombre que es. El mundo ya tuvo en otras épocas médiums extraordinarios. Pero, aquellos que reunieron las cualidades del hombre con los atributos del médium, estableciendo la indescriptible fusión de las luces de la humildad y de la mansedumbre, ésos se convirtieron en luceros de la Humanidad.
Así, cuando Chico Xavier completa 86 años, nosotros estamos felices, porque Dios Nuestro Padre, nos permitió ser contemporáneos de esta luz extraordinaria. Cuando, algunos siglos más adelante, se cuente la historia de la entrada de la Humanidad en la era de la regeneración, ciertamente, se hablará de este gran hombre que fundió humildad y mansedumbre, y con sus manos de amor, las ofreció a los hombres, como joya rara, regalo de Jesús para todos nosotros.”
Extractos de Revista "Anuario 1999"
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