ALLAN KARDEC
"Revista Espírita 1858"
Solo su poderosa inteligencia podría concentrar tantos materiales diversos y esparcirlos luego con un benéfico rocío sobre las almas deseosas de ver y amar. Incisivo, conciso, profundo, sabía agradar y hacerse comprender en un lenguaje a la vez sencillo y elevado, tan alejado del estilo familiar como de las oscuridades de la metafísica.Multiplicándose continuamente, había podido hasta aquí, bastar a todo. Sin embargo, el acrecentamiento diario de sus relaciones y el incesante desenvolvimiento del Espiritismo, le hicieron sentir la necesidad de procurar unirse con algunos auxiliares inteligentes, preparando así simultáneamente la nueva organización de la ciencia y de su doctrina cuando en medio de sus trabajos y grandes afanes, nos ha dejado para ir a un mundo mejor a recoger la sanción de su misión cumplida y reunir además los elementos de una obra nueva de sacrificios y estudios.
El escribió en su bandera estas palabras; trabajo, solidaridad, tolerancia. Seamos como él infatigables; seamos según sus votos tolerantes y solidarios y no temamos seguir su ejemplo, llevando una y mil veces al terreno de la discusión los principios más discutidos.
No serán inútiles nuestros esfuerzos, y menos infructuosos, teniendo el ánimo dispuesto como tenemos a prescindir de toda cuestión personal, para ocuparnos única y exclusivamente del bien general.
Nacido en Lyon el 3 de Octubre de 1804, de una antigua familia que se distinguió en la magistratura y en el foro, M. Allan Kardec (León Hypolyte Denizart Rivail) no siguió esta carrera. Desde su juventud, se sintió inclinado al estudio de las ciencias y de la filosofía.
Educado en la escuela de Pestalozzi en Iverdun (Suiza), fue uno de los discípulos más eminentes de este célebre profesor y uno de los celosos propagadores de su sistema de educación, que tan grande influencia ha ejercido sobre la reforma de los estudios en Alemania y Francia. Dotado de una notable inteligencia e inclinado a la enseñanza por su carácter y aptitudes especiales, desde la edad de 14 años, enseñaba lo que sabía a todos aquellos de sus condiscípulos que habían adquirido menos que el. En esta escuela fue donde se desenvolvieron las ideas que debían colocarle más tarde, en la clase de los hombres del progreso y de los libres pensadores.
Nacido en la religión católica, pero educado en un país protestante, los actos de intolerancia que sufrió con este motivo, le hicieron, desde muy temprano, concebir la idea de una reforma religiosa, sobre la cual trabajó en el silencio durante largos años, con el pensamiento de llegar a la unificación de las creencias; pero le faltaba el elemento indispensable a la solución de este gran problema. Más tarde, vino el Espiritismo a proporcionárselo y a imprimir una dirección especial a sus trabajos.
Concluidos sus estudios, vino a Francia. Como poseía a fondo la lengua alemana, traducía para esta nación diferentes obras de educación y de moral, siendo las obras de Fénelon sus predilectas por haberle completamente seducido.
Extracto de "Revista Espírita 1858", por Allan Kardec.