15 de febrero de 2019

Las Redes En Internet Traen Mucha Luz


Las Redes En Internet Traen Mucha Luz


La Luz más intensa que tenemos hoy en el planeta viene de los espíritus que están ahora reencarnando, por el periodo espiritual, y la moral más avanzada de muchas poblaciones y por la evolución de la tecnología. Muchas personas hablan mal de Internet, pero ella trae mucha luz.

Con la red de redes se consigue identificar, acuerdos nefastos se convierten en hechos públicos, los gobiernos tiranos quedan expuestos, dictadores y fascistas son denunciados. La indignación por estas situaciones es compartida.

Es más luz la que adquirimos. ¿Y cuántas cosas buenas nos trae? ¿Cuántos mensajes consoladores, cursos impartidos por universidades al alcance de un clic por miles de personas, sin salir de casa? Internet acorta la distancia entre personas que se encuentran separadas por miles de kilómetros…

Otros catastrofistas y predicadores del fin del mundo hablan de una guerra nuclear que arrasará el planeta. Los gobiernos de los países que poseen armas nucleares saben que no podrán utilizar esas armas.

La aniquilación sería mutua. Las armas modernas son de hidrógeno y han conseguido que las de Hiroshima y Nagasaki sean consideradas fuegos artificiales si comparadas con las que hay ahora. A pesar de que aún existen algunos déspotas por el mundo, estas armas tan poderosas, tan destructoras, son tecnológicamente complicadísimas de construir, tanto, que cualquier movimiento en ese sentido es detectado fácilmente. Además de esto, existen acuerdos internacionales y organismos serios para el desarme nuclear que funcionan, aunque lentamente, es verdad, con el objetivo de procurar la paz mundial.

Veamos lo que Kardec nos dice al respecto en el ítem 21 de esta misma obra: Esa fase ya se rebela por señales inequívocas, por tentativas de reformas sutiles y que comienzan a encontrar eco. Así es que vemos fundarse una inmensidad de instituciones protectoras, civilizadoras y emancipadoras, bajo el influjo e iniciativa de hombres evidentemente predestinados a la obra de regeneración.

¡Esto lo dijo Kardec en 1868!

Extractado de la Revista Espirita FEE.