15 de noviembre de 2019

Los Grupos Aislados no Pueden Saber lo que se Dice en otro Lugar

por Allan Kardec.

Proviniendo las comunicaciones de Espíritus de todo orden, más o menos alumbrados, había que apreciar el grado de confianza que la razón permitía concederles, distinguir las ideas sistemáticas individuales y aisladas de las que tenían la sanción de la enseñanza general de los Espíritus, las utopías de las ideas prácticas; eliminar las que notoriamente fueron desmentidas por los datos de la ciencia positiva y la sana lógica, también utilizar los errores, las informaciones abastecidas por los Espíritus, hasta del piso más bajo, para el conocimiento del estado del mundo invisible, y formar un todo homogéneo. Hacía falta, en una palabra, un centro de elaboración, independiente de toda idea preconcebida, de todo perjuicio de secta, resuelto a aceptar la verdad evidente, aunque ella fuera contraria a sus opiniones personales. Este mismo centro se formó por si mismo, por las circunstancias, y sin intención premeditada.

De este estado de cosas, ello resultó en una corriente doble de ideas: unas que van de las extremidades al centro y otras que regresan del centro a las extremidades. Así es como la doctrina pronto marchó hacia la unidad, a pesar de la diversidad de las fuentes de donde emanaba; los sistemas divergentes cayeron poco a poco, por el hecho de su aislamiento, delante de la influencia de la opinión de la mayoría, por no encontrar en ella acogida. Una comunión de pensamientos se estableció desde entonces entre los diferentes centros parciales; hablando la misma lengua espiritual, se comprenden y simpatizan de una parte a la otra del mundo.

Los centros se encontraron más fuertes, lucharon con más coraje, marcharon con paso más seguro, cuando ya no se vieron aislados, cuando sintieron un punto de apoyo, un lazo que los unía a la gran familia; los fenómenos de los que eran testigos no les parecieron ya extraños, anormales ni contradictorios, cuando pudieron relacionarlos con leyes generales de armonía, abarcar de una sola mirada el edificio, y ver en todo ese conjunto un fin grande y humanitario.

¿Pero cómo saber si un principio se enseña en todas partes o es sólo el resultado de una opinión individual? Los grupos aislados no están en condiciones de saber lo que se dice en otro lugar, era necesario que un centro recogiera todas las instrucciones para hacer una especie de recuento de votos, y poner en conocimiento de todos la opinión de la mayoría.

Extractos del Libro "Caracteres de la Revelación Espirita", por Allan Kardec.

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